La abuela de Jerez tiene ya 90 años. En realidad tiene 90 años y casi un par de semanas, pero lo celebramos el domingo pasado. La madre de mi padre, mujer admirable donde las haya con el único inconveniente de que no tiene la cabeza dura (no como nosotros sus descendientes, claro está), siempre ha sido "la abuela de Jerez". Y es que durante muchos años vivió allí con mis tíos y mis primos. Por otro lado, estaba también "la abuela de Vélez" (por Vélez Málaga), la madre de mi madre, que tiene 82 años y nos enterrará a todos.
La verdad es que ya hace tiempo que no nos referimos a ellas como "de Vélez" o "de Jerez", supongo que, en parte, porque mis primos llevan 20 años en Málaga. Pero sí, cuando nos referimos a una y no queda claro cuál es, además del "esta" (la de mi madre, que vive aquí) y de "aquella" (la de mi padre), a veces usamos el topónimo correspondiente.
Pero a lo que vamos, mi abuela tiene muchísima cosas buenas y, evidentemente, algún que otro defectillo. Los defectillos a veces son defectillos y a veces son causa del carnet de identidad que sostiene siempre que se le pregunta que ella nació en 1920 y no hay forma de que cambie su versión. 1920, vivió la Guerra Civil española desde Tetuán, adonde su padre había emigrado y donde conoció a Domingo, mi abuelo paterno que murió un año antes de nacer yo. Vivió muchos años allí y, en 1959 creo, volvieron para España. Hassan II, antes de convertirse en rey, consiguió que muchos españoles, espoleados por el miedo, malvendieran lo que tenían allí y regresaran a España. Entre ellos estaban mis abuelos, con una gran casa donde tenían también la bodega que regentaba mi abuelo y con proyectos de ampliarla. Como digo, malvendieron todo aquello y vinieron para aquí ... afortunadamente o yo no hubiera nacido.
Aquí compraron un piso y se metieron en otro que fueron pagando con lo que sacaban del bar que pusieron. En el piso vivían mis abuelos, mi padre y, durante algún tiempo, mis tíos antes de viajar primero a Albacete y luego a Jerez. Con el otro piso no sé muy bien qué hicieron pero creo que lo alquilaron ... y tuvieron problemas. Fue uno de estos pisos de renta antigua; los inquilinos no pagaban prácticamente nada y al final les costó sangre, sudor, lágrimas y dinero sacarlos de allí.
Mientras tanto, en el bar estaban trabajando tal como no estamos acostumbrados a trabajar hoy en día. Ella ha comentado muchas veces que ha tenido que hacer ollas y ollas de callos (buenísimos) que se vendían como tapas y que, poco a poco, iban ayudando a pagar esa letra. Unos años después, mi padre conoció a mi madre y, en un momento dado, planteó al suyo la posibilidad de vivir en la casa con ellos, habida cuenta de que él trabajaba en el bar y no recibía ninguna contraprestación monetaria. Mi abuelo, que no sé si había hecho bien teniéndolo sin pagarle, sabiamente le dijo que: "el que se casa quiere casa". Y así mi padre empezó a trabajar por cuenta ajena.
En el 75, se casan mis padres y no lo celebran porque mi abuelo había fallecido un par de meses antes. Tras la muerte de mi abuelo y la boda de mi padre, mi abuela se va con su hija que ya tenía dos hijos. Ahí se convierte en "La abuela de Jerez". Para mí, cuando era un niño, siempre suponía un evento especial el que ella viniera, normalmente en verano o en navidades. Una vez, me trajo un camión de juguete, muy grande, con la bañera amarilla, que me encantó. No era de su parte sino de parte de "la abuela de Alicante", la madre de mi tío y abuela de mis primos. Parece ser que era una mujer con bastante genio y un par de ... sílabas, "mu" y "jer" pero también una buena persona con detalles como ese pues yo ni la conocía. Años después, a causa del azúcar, primero perdió una pierna, luego otra y finalmente falleció. Una lástima.
Volviendo a la historia, si no recuerdo mal, sobre el 90 mis tíos vuelven a Málaga. Vienen por trabajo, vienen también por amistad y familia y vienen también porque digamos que a mi tío ya lo conocían en Jerez :-). Antes de eso, tendría yo unos 8-9 años cuando pasé un verano, supongo que sería un mes allí con ellos. Estuve en la base militar en cuya piscina aprendí a bucear. Más tarde, quizás ese mismo verano, fui a la playa y descubrí que allí flotar me resultaba mucho más fácil, dentro del escaso nivel de flotabilidad que siempre ha caracterizado a mi cuerpo. Así que se puede decir que allí aprendí a nadar lo poco que sé.
Con el traslado, obviamente, mi abuela dejó de ser "la de Jerez" pero siempre ha tenido una característica. Siempre estuvo ahí para todo el mundo. Estuvo cuidando a mis primos cuando murió mi tía de cáncer de pecho. Estuvo cuidándolos cuando murió mi tío. Lo de mi tía fue el primer año de facultad, en mayo de 1995, si no recuerdo mal. Hace por tanto 15 años. Entonces mi abuela tenía 75 pero estaba plena de facultades. Lo de mi tío fue tres años después. Ella todavía no tenía 80 pero seguía al pie del cañón. En el 99 se casó mi prima pequeña y se la llevó con ella a su casa. Fue lo mejor que pudo hacer y creo que nunca le estaremos lo suficientemente agradecidos.
Desde entonces mi prima y su familia la han cuidado los ratos que mi abuela no los cuidaba a ellos. Lamentablemente sus hermanos no le han dado tantas alegrías. Más bien al revés. Pero bueno, eso mejor olvidarlo. En 2002, 2003 y 2004 los veranos fueron complicados y mi abuela acababa ingresada por problemas intestino-estomacales. En septiembre de 2004 yo adelanté mi vuelta desde Chicago pues estaba muy mal y no sabíamos si saldría de esa. Lo hizo, vaya si lo hizo. Y de paso yo tuve la experiencia de volar desde Chicago a Madrid entre el 10-S y el 11-S y volar desde Madrid hasta Málaga el 11-S. Esa misma noche, aprovechando el jet-lag, me quedé a cuidarla.
Luego, ha tenido sus achaques pero yo diría que lo normal en una persona de su edad. Cada vez está más torpe y tiene peor memoria; hoy decía que el domingo pasado fue la primera vez que le habían celebrado el cumpleaños. No, desde su 80 cumpleaños aproximadamente, se celebra cada año y, casi siempre, en casa de mi prima. Unas veces habremos comido pizza, otras chino, otras bocadillos pero siempre lo celebramos o, mejor dicho, mi prima siempre se lo celebra. Y este domingo pasado celebró el nonagésimo aniversario. Con mareos, "como si estuviera en un barco", con pocas fuerzas, "con una flojedad en las piernas grande" y con el resto de letanías que recita pero mejor de lo que cabría esperar a su edad.
El domingo pasado llegamos a la celebración, un pelín tarde pero llegamos. Había paella con chorizo; muy buena la combinación, por cierto. Había bebidas, tortilla, "
quiche Lorraine" o "quisa", tal como la llama mi madre y, por supuesto, tarta. Ella sopló sus velas, el 9 reutilizado de los 89 y que reutilizaremos el año que viene para los 91, esperemos. Lo pasó muy bien, rodeada de amigos, de familiares, de sus nietos que es como si fueran sus hijos y de sus bisnietos que es como si fueran sus nietos. Por último, una tarjeta de cumpleaños llena de deseos y firmas. Mis primas expresando lo que sentían (en el caso de mi prima Inma no era necesario, ella lo demuestra día a día), mis tíos y primos por parte de mi madre, mi madre comentando lo magnífica persona que es (no he visto otras suegra y nuera llevarse mejor), mi mujer comparándola con la Reina Sofía, etc.
La mía, muy cortita: "Para la "Abuela de Jerez". Que nosotros estemos siempre ahí, igual que lo has estado tú."
Un saludo, Domingo.