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lunes, 27 de diciembre de 2010

Feliz Navidad 2010

La felicitación de este año ha sido más pobre en medios audiovisuales que la de años pasados. Quizás porque estamos en crisis, aunque solo sea de tiempo :-).

Este año además ideé la felicitación directamente sin pasar por el ordenador. Debo decir que en el ordenador veo mejor la longitud de los versos e intento acortar si hay alguno que sea especialmente más largo. Sobre todo porque en un SMS tampoco puedes poner la Biblia. Así que pensé y pensé hasta llegar a dar con algo que no era del todo lo que quería pero que sí tenía ciertos elementos que me resultaban graciosos.

El primer lugar estaba la rima del 2011 con el bronce. Eso es algo que tuve claro desde el principio. A falta de otra palabra que diera más juego, "bronce" me resultaba especialmente aconsejable para este fin.

En segundo lugar estaba el concepto del amor y el dinero, faltaba la felicidad pero digamos que este año vendían un pack promocional que incluía amor y felicidad. El dinero, el vil metal, me daba cosa meterlo pero hay que ser conscientes de que mucha gente lo está pasando mal y algo de vil metal les vendría de perlas. No solo eso, ya lo dice la sabiduría popular: "Cuando la pobreza entra por la puerta, la felicidad sale por la ventana". Eso, unido a los presagios que dicen que el 2011 va a ser de transición (lo cual casi que sería positivo tras el pavoroso 2009 y el no especialmente bueno 2010), hicieron que intentara pensar en positivo y aportar mi granito de arena para que la situación pueda empezar a revertirse antes de lo que pensamos.

Por último está el concepto del conjuro. Cuando estos años atrás he recibido mensajes similares (copiados de algún lado, además), no me han terminado de hacer mucha gracia. Es lógico, no soy yo especialmente amigo de este tipo de artes ni tampoco de copiar algo que ha hecho otra persona. Me pareció un tanto irónico poder iniciar una de estas cadenas y que la gente reenviara un mensaje con buena intención pero con un contenido tan "tonto".

Así pues, quedó lo siguiente:

A: Amigos@todos.son
Asunto: Feliz Navidad
Mensaje:
Añade la pata al caldero,
Haz felices a los que quiero,
Mutan en oro la plata y el bronce,
Así dice el conjuro del amor y el dinero,
Solo bueno traerá el 2011.

¿Peros?. En principio, además de los ya expuestos, que no era un mensaje personalizado con una rima que acabara en -ingo y el último verso acabando con mi nombre. Eso hace que el mensaje sea más difícil de plagiar, pero tampoco está la cosa como para ir poniendo dificultades a la gente. Como si lo quieren meter en un libro y registrarlo. Con que la gente lo lea y les inspire aunque sea un poquito, con eso me basta.

¡¡¡Feliz Navidad!!!

Un saludo, Domingo.

De visita

Esta tarde estábamos comiendo en un restaurante. Se trata de un restaurante al que nunca habíamos ido porque no nos había llamado la atención ni la variedad (aparentemente escasa) ni el precio (aparentemente alto). Pero hoy nos decidimos a darle una oportunidad. El resultado es que el precio era ligeramente más alto de lo normal pero todavía razonable y la comida bastante buena. Sin embargo, no creo que sea eso por lo que lo recuerde.

Nada más llegar nos sentamos en una mesa al lado de otra donde comían un señor y su hija. Ambos trataban de forma muy familiar a una de las mujeres que atendían el negocio. El trato era recíproco, ambos también eran tratados de forma muy familiar por las mujeres que atendían el negocio. Más tarde escuchamos como la niña llamaba "mamá" a una de ellas. El hombre posiblemente era el padre y marido de esta señora. Pero quizás tampoco sea esto por lo que recuerde este día.

Cerca de donde nos sentamos había una estufa de estas de gas que parece un champiñón muy muy delgado y alto. El día no era del todo frío, pero tampoco es que estuviéramos en verano, claro está. El sitio donde nos sentamos se parecía a estos asientos de escay típicos de los restaurantes en los EEUU. Justo encima nuestra, varias lámparas de estas de cristales pintados cuyo nombre no recuerdo. Una de estas lámparas, justo la que estaba sobre nosotros, tenía tres bombillas. Su proyección sobre el plano XY nos daba una separación de unos 120 grados. Además, añadiendo el plano Z cada una de ellas debía estar como a -45º del eje Z. No sé si ha quedado muy claro, no sé siquiera si lo he explicado muy bien pero el resultado es que las tres bombillas formaban un trípode, algo que no recuerdo haber visto :-). Pero tampoco creo que recuerde este día por ese detalle.

Dudé entre comer fabada o comer costillar de cerdo que era el plato del día. La verdad es que recuerdo con especial cariño la primera vez que probé las fabes, el chorizo y la morcilla asturianas en casa de J&J. Al final me decidí por el costillar porque la chica que nos atendía me lo recomendó y además decía que, al contrario que la fabada, no había siempre. Quién sabe si esa fabada no será incluso de bote. En cualquier caso, aunque el costillar estaba bueno, tampoco creo que recuerde este día por eso.

El local estaba a dos alturas. Nosotros estábamos en la planta baja y, subiendo unas escaleras, a un metro de altura aproximadamente, había otra parte. Justo nada más subir, a la izquierda, había una mesa redonda donde comían tres personas. Una de ellas me pareció un hombre mayor, calvo, con cierta similitud a algún vecino de la zona. Se ve que habían acabado de comer porque la camarera le preguntó si querían café y respondieron que no. Esa respuesta me sirvió para descartar que fueran guiris pues en un primer lugar me había dado la sensación de que alguna de las mesas de arriba, no recordaba cual, pudiera estar ocupada por ellos. Esto se empieza a parecer más al motivo por el que puede que recuerde este día.

Al rato, en una de las pausas de nuestra conversación, pegué la oreja a lo que estaban comentando en esa mesa y no pude entender ni jota. Me resultó extraño pues había podido escuchar su acento cuando lo del café y eran españoles sin duda alguna. Intenté prestar algo más de atención y, casi con toda seguridad deduje que hablaban vasco. Y se lo conté a mi mujer. Y este es el motivo por el que probablemente recordaré este día.

Cuando yo tenía 17 años, estuve de viaje de fin de curso en San Sebastián y me fui con las ganas de escuchar a alguien hablar en vasco. Entonces además ETA actuaba con frecuencia y nos aleccionaron muy bien para que nos abstuviéramos de hacer según qué comentarios. Cuando estuve en Galicia con 13 sí que recuerdo perfectamente que era muy común escuchar hablar en gallego. Por tanto, chocaba muchísimo la vileza etarra y el empecinamiento con la lengua vasca en un sitio donde tan complicado fue para mí escuchar hablar en vasco. No solo eso, la gente resultó, como por otro lado ahora resulta lógico pensar, extremadamente cordial. Aquella visita cambió para siempre mi impresión sobre los vascos. Poco después además la consejería de Turismo vasca, encabezada por Rosa Díez lanzó un lema que me pareció particularmente acertado. Algo así como: "que no te lo cuenten, vívelo."

Pero volviendo a aquel viaje, recuerdo que andando por la calle nos escuchó un hombre mayor, 50-60 años y reconocí nuestro acento. Nos preguntó ipso-facto de dónde éramos y al decirle que de Málaga nos dio multitud de recuerdos, nos dijo que le encantaba Málaga que había venido varias veces que ... Definitivamente para ser etarra no es necesario ser vasco, solo es necesario ser un asesino sin escrúpulos que no ataca a quien no es de su tierra, solo ataca a quien no piensa como él. Por tanto, una vez establecida esa premisa que debería ser tan clara pero que no lo es para todos, vasco no es igual a etarra, resulta más que curioso que haya tenido que ser en Alhaurín de la Torre y no en San Sebastián el primer sitio en el que haya escuchado hablar en vasco.

Pero justo en ese momento empecé a pensar. Bien, son vascos y están de visita por aquí. Pero por otro lado hablan en vasco y mi experiencia aunque escasa me dice que eso no es excesivamente normal. Es más bien de personas de interior de esas que no es probable que se cojan un viaje del Imserso para venir aquí y menos a Alhaurín que no tiene ningún encanto especial ... salvo uno. Uno que hace que todo tenga sentido: la prisión.

Así que le dije a mi mujer: "son vascos y están 'de visita'" y luego le expliqué qué tipo de visita en concreto era aquella. Pero eso fue ya después de que se hubieran ido. Antes, pagaron, hablaron de nuevo en español con la camarera, preguntaron por los servicios y, tras recibir las instrucciones marcharon los tres juntos. El hombre mayor, supongo que si mi teoría es cierta sería el padre del etarra en cuestión, ciertamente tenía algo de parecido con este vecino al que he visto alguna que otra vez. La mujer iba vestida digamos que de la forma típica-elegante que podría ir vestida una chica de IU, que hiciera actuaciones con mazas o algo así. Quizás no es la mejor forma de describirlo, pero tampoco encuentro otra :-). El hombre vestía de forma parecida aunque prácticamente convencional. Creo además que tenía un reloj de cadena en el bolsillo. Llegaron a la zona de los servicios, volvieron a hablar en vasco mientras el hombre joven preguntaba de nuevo algo a la camarera (o al revés, no me acuerdo) en español. Tras salir del servicio, los tres se fueron. Si mi teoría es cierta, quizás, rumbo al Norte.

Un saludo, Domingo.


miércoles, 15 de diciembre de 2010

Hijos y egoísmo

Siempre he tenido claro que quería tener hijos. Bueno, quizás no siempre, es cierto que a los 5 o a los 10 años no me lo planteaba. Tampoco sé si a los 15. Pero definitivamente sí que me lo planteé entre los 15 y los 20. No recuerdo cómo surgió pero sí que hablaba con alguien de algo ( ¿quizás "los padres"?) que finalmente derivó en "los hijos". No recuerdo exactamente qué pensaba, ni siquiera sé si lo que recuerdo es real o es lo que, mi memoria con esa curiosa habilidad que tienen todas las memorias de reescribir el pasado, me quiere hacer pasar como real.

En cualquier caso, tampoco creo que sea importante si esto fue así, o parecido o completamente diferente pero ha ido evolucionando con el tiempo. Lo importante es que, ahora mismo creo que con 15-20 años me sentía privilegiado por vivir en este mundo ( y no unos cientos de kilómetros más al sur, quizás) y consideraba que era muy egoísta quedarse con algo así para uno solo y no compartirlo con nadie más. Aparte de eso, ante la duda de si yo podría ser un buen padre o no, mi respuesta era que los padres de nuestra época, todos en general, con muchas más limitaciones, habían conseguido criar a unos hijos razonablemente bien por lo que yo tampoco debería tener excesivos problemas para hacerlo, como mínimo, igual que la media.

Este pensamiento que sitúo entre los 15-20 años, tampoco importa si lo movemos en el tiempo un poco y lo situamos entre los 20-25, 25-30 ó 30-35. Es la ventaja de la memoria selectiva :-). Quiero decir con esto que eso es fundamentalmente lo que pienso ahora. Con otros elementos de juicio si cabe. Por ejemplo, mis padres no tenían la formación que yo he tenido. Si acaso, una formación en valores que podríamos definir como "diferente" cuando no "mejor". Por ejemplo, veo complicado que yo pueda inculcar a mis hijos una cultura del ahorro como la que yo he recibido.

Por ejemplo, afortunadamente tenemos y tengo ahora más medios de casi cualquier tipo que cuando ellos me tuvieron a mí. Por ejemplo, la caprichosa genética me ha bendecido con algunas capacidades que me han convertido en un pésimo jugador de fútbol pero en un buen estudiante. Por ejemplo ... seguro que hay más pero creo que con esas basta por ahora.

Así pues, creo que hoy en día lo tendría todo para ser un padre que no desmereciera a ningún otro. Bueno, eso quizás pueda provocar la risa de alguno que otro que lea el blog mientras en la planta de abajo revolotean sus tres churumbeles o se siente en el sofá preguntándose cuánto faltará para que su señora pegue "el chupinazo" y la hija que ahora mismo tienen en común pero que la madre se la está quedando para ella sola, pase a estar más compartida. Así que dejémoslo en que hoy en día lo tendría todo para ser un padre que no desmerezca a la media.

Por supuesto, eso no implica, ni muchísimo menos, que mis hijos resultaran buenas personas, temerosas de Dios y hombres de pro como los controladores aéreos o los políticos. (Si dentro de veinte o treinta años lee esto alguno de mis hijos o si dentro de 50 lo lee alguno de mis nietos, que sepa que los políticos llevan ya años y los controladores aéreos meses, sin gozar del favor del público). Pero como dice esa famosa frase, quien nace pobre y feo tiene muchísimas probabilidades de que, al crecer, ambas cualidades aumenten en intensidad. Puesto en negativo, quien nace en un mejor ambiente no tiene peores probabilidades que quien nace en uno peor.

Así pues, siempre me han gustado los niños. Y cuando me preguntaban repetía lo que mi padre me dijo cuando yo tenía apenas 10 años. Él quería que yo tuviera una vida mejor que la suya. No lo decía pero se sobreentendía que un éxito mío serían como diez suyos. Un hijo además era (y es) un proyecto de futuro. Al nacer, no hay nada que lo limite. Puede alcanzar cualquier cosa. Solo el tiempo, las circunstancias (incluyendo las genéticas) y él mismo irán poniéndose límites. Un hijo era (y es) algo fascinante.

Y en estas llega la ducha del martes o el miércoles pasado. En medio de la ducha me pregunté:

-¿Por qué quieres tener un hijo? ¿para ofrecerle lo que tú no has tenido, corregir los "herrores" que tú has cometido, que tenga la opción de asombrarse con cualquier cosa por pequeña que sea como haces tú?.
-Si es así, ¿por qué quieres tener un hijo? ¿para completar lo que hay de incompleto en ti?¿no se trata sino de una mera elección egoísta revestida de altruismo?. ¿Por qué estás pensando en que a tu hijo le dirás claramente que tiene que ser controlador aéreo que presumiblemente seguirán ganando mucho y trabajando poco?.

Y me quedé pensando. Es más, hace unos años leí un artículo, no recuerdo si lo encontré o me lo pasaron, sobre los "ChildFree" en contraposición a los "ChildLess". Creo que fue en la boda de mi prima cuando la madre de amiga suya comentaba que "Ortega Cano" era una persona que "no había servido para tener hijos" o algo así. Era un comentario casi despectivo. Ortega Cano era, a juicio de esta mujer, un "ChildLess" que incluso años después tuvo que acudir a la adopción.

Antes las personas que no tenían hijos eran prácticamente todas "ChildLess". Ahora ya no, ahora hay gente (y yo tengo bastantes compañeros que parecen pertenecer a este grupo) que prefieren ir y venir, hacer y deshacer, todo ello sin la carga de los hijos. Son "ChildFree". De repente, la carga negativa pasa de los padres, que no pueden concebir, a los hijos que no son sino una carga. Esto requería un cambio en el léxico y los angloparlantes lo han solucionado añadiendo los sufijos "Free" y "Less", según corresponda.

Pues bien, Ortega Cano incluido, yo seguía en la ducha, pensando a falta de no saber cantar. El "ChildFree" siempre me había parecido egoísta, quedándose para él los buenos ratos, el amor y hasta el dinero que podía haber dedicado a otra persona, a una personita chiquitita, para más señas. Pero ahora me encontraba yo preguntándome si el egoísta no sería yo y si mis ganas de descendencia no serían sino una muestra de un fracaso parcial en mi vida. No solo eso, también estaba la respuesta típica, quería tener hijos por sentir la experiencia, esa misma que tantos otros han sentido, que tan maravillosa dicen que es, por descubrir cada día que conoce tiene una habilidad más o conoce una palabra más o tiene la caradura de convencerme con un beso o incluso intentar engañarme. Esa misma respuesta que, reinterpretada, venía a decir algo así como que no quería tener un bebé sino un experimento que colmara las expectativas de mi alma científica.

Se supone que un niño es la persona más egoísta del mundo y creo que no podría ser de otra forma, Darwin dixit. Es decir, para sobrevivir hay momentos en los que toca tirar de egoísmo y, si tienes unos meses o pocos años de vida, tienes que intentar que los demás suplan esas carencias. Y hay momentos en los que, tan importante como la supervivencia personal es la del grupo. Tanto que no puede concebirse una sin la otra. Pues bien, se supone que un niño es la persona más egoísta del mundo y de repente me estoy planteando si no seré yo más egoísta aún y el pobre niño poco más que un subproducto de mi egoísmo.

Me quedé un rato en la ducha, posiblemente más del habitual. Y salí de ella sin respuestas. Ni afirmativas ni negativas, simplemente sin respuestas. O quizás sí. Ahora sé que quiero tener hijos y que mi propio egoísmo me impulsa a ello.

Un saludo, Domingo.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Confianza, Esperanza e Ilusión

Esperanza es nombre de mujer; Confianza e Ilusión deberían serlo también. Al fin y al cabo todas permiten subsistir llegado el momento. Eso le pasó a Dexter (protagonista y asesino múltiple en una serie de TV) hace pocos episodios. La niñera que cuidaba su hijo le dijo:
"No mientas a quien confía en ti; no confíes en quien te miente."

Me pareció una frase genial. Imagino que por eso la pondrían los guionistas, claro está. Pero en un mundo donde la mentira puede ser una de las mejores armas que alguien puede tener, que alguien te diga que no mientas nunca está de más. Sí, ciertamente la niñera no le dijo que no mintiera, le dijo solo que no mintiera a quien confiaba en él. Al resto de personas imagino que sí es correcto mentirles, aunque sea de vez en cuando y aunque sea una mentira blanca. Como por ejemplo cuando no le decimos a mi abuela que han operado a mi padre, por mucho que todo saliera perfectamente y ahora esté bastante mejor. Pero ojos que no ven ...

Y, por ejemplo, cuando dijimos a Pepe que la botella "extra" había surgido debido a relaciones sin protección entre las otras dos que él traía. Bueno, quizás no es el mismo caso, pero desde luego en ninguno de los dos se dijo la verdad. Y, Pepe, para mi sorpresa, no pregunta quién ha sido. Quizás hace bien :-D.

Por otro lado, relacionado con ambas, Confianza y Esperanza, ayer estaba en una administración de lotería. Iba con mi mujer a recoger un décimo. Al llegar allí me encontré con que tenían un gran cartel en el que anunciaban la disponibilidad tanto de lotería de Madrid como de Barcelona. Pensé que era una lástima ser matemático y que ese cartel no tuviera en mí el menor efecto.

De hecho, este año, como casi siempre, no jugaré nada en la lotería. Al principio era fundamentalmente por ... eso, por principios. Pero es verdad que desde hace unos años para acá siempre me digo que debería jugar mínimamente. Aunque solo sea para hacer como Dexter, que compagina su lado asesino con una vida aparentemente normal. Bueno, quizás no es exactamente lo mismo jugar a la lotería que matar a una persona. Sí, muy probablemente no lo sea. El jurado no tendrá en cuenta esta declaración :-).

Pero ayer, sí que sentí un cierto impulso, el de rellenar una quiniela. Objetivamente no hay ninguna diferencia entre una quiniela y un décimo de lotería. Ambos son juegos de azar. La única diferencia es que en la lotería todas las bolas tienen las mismas probabilidades de ganar y en el fútbol los grandes tienen más y los pequeños menos, en casa se tienen más y fuera menos y en segunda ni idea porque no la sigo. Pero fundamentalmente no existe una gran diferencia entre ambos juegos. Bueno sí, otra diferencia es el precio, la esperanza ... otra vez la esperanza.

Pero la esperanza matemática que te viene a decir cuántos euros esperas ganar por euro apostado. En la lotería de Navidad creo que era ligeramente superior a los 20-30 céntimos por euro apostado (básicamente si compras diez números, te tocará la devuelta en 2 ó 3 de ellos). Claro, hay números que tienen un premio muy grande, pero para compensar hay muchísimos más que no tienen premio alguno. En la quiniela no sé cuánto será pero imagino que bastante más baja pues acertar significa escoger la combinación buena entre millones y millones, no entre diez.

Sin embargo, decidí echar la quiniela. Dos columnas para ser exactos. Un euro para mayor precisión. He hecho cosas peores con un euro así que no me pesa, ni me pesarían 20 de un décimo de lotería, pero ayer me "llamó" la quiniela. Quiniela que rellené como mejor supe y pude, acogiéndome a alguna que otra superstición como que aparezcan algunas X y algunos 2 o que no aparezcan seguidos. Es lo que hacen cuando reducen o condicionan. Una tontería como otra cualquiera, pero debido a que echar quince triples se salía de mi presupuesto y las ganancias difícilmente compensaría la inversión, de alguna forma tenía que decidir los signos.

Me la sellaron y me fui ... lleno de ilusión, que no debe ser sino otra forma de confianza, pero que pongo aparte porque me apetece distinguirla bien. La verdad es que mi concepto de la ilusión es mejorable. Y lo es fundamentalmente por culpa de los políticos. Eso de que te mientan abiertamente para insuflarte ilusión no es de mi agrado. Por eso no confío en ellos, claro está. Y no sé si tengo mucha esperanza de que ello cambie en breve.

Pero política aparte, iba por la ilusión. Conforme salía empecé a pensar cuánto me gustaría que me tocara en la quiniela, si unos millones, muchos miles, solo unos cuantos .... Me decanté por los muchos miles. A ver, unos cuantos está bien, ¿dónde hay que firmar?, pero lo suyo es que te "quite las trampas", que es lo que quiere y desea la mayoría, diría yo. Lo de los millones me parece ya excesivo. De hecho, me parece excesivo estar tranquilamente sentado, con un aceptablemente buen trabajo (que ya es mucho) una casa y una hipoteca que puedo ir pagando mes a mes. Eso solo por hablar del aspecto crematístico.

Me parece excesivo pero a pesar de todo me sentí bien o más que bien, mejor, ilusionado. Bromeaba con mi mujer acerca de cómo despilfarraríamos el dinero de la quiniela, celebrando la Navidad en casa con toda la familia pidiendo pizzas del Telepizza. Y nada de pizzas familiares para ahorrar; pizzas individuales, tantas como hiciera falta. La ilusión me duró unos minutos, un par de horas como mucho. Hoy ya estoy convencido de que fallaré dos o tres partidos que se jueguen esta noche. Pero bueno, eso es lo que tiene el azar, que normalmente no te pregunta. Quizás es que no tiene confianza en mí, como sabe que no juego ...

Pero no pierdo la esperanza; tampoco quiero perder la ilusión ;-).

Un saludo, Domingo.


sábado, 4 de diciembre de 2010

Pepe-Botella

Aunque en realidad son dos, no uno. Pepe es el hombre de 70 años con el que juego al fútbol todos los sábados ... que no llueve. Y la botella es la de cava que llevaba yo hoy y que se unió, de forma insospechada, a las que llevaba él.

Hace un par de semanas estrenamos equipaciones nuevas. El que las trajo no quiso cobrársela a Pepe, quiso que fuera un regalo suyo. Yo, evidentemente, lo apoyé. Pepe no paraba de quejarse porque quería pagar su equipación y entonces se me ocurrió la idea: Pepe, ¿por qué no haces como cuando lo de mi boda que te trajiste unos frutillos secos, un par de botellas y lo celebramos?.

Entonces saltó más de uno: ¿Ya, ya vamos a celebrarlo?. Y se acariciaron la barriga en un gesto que daba poco lugar a dudas. Ya lo decía aquel ... "hay más hijop... que ventanas" o aquel otro "más que teclas tiene un teclado" (unas 102 normalmente). Algo que por otro lado ya sabíamos, allí cualquiera te la lía en cuanto tienes un desliz. Aclaré que no, se interpretó como que la pregunta me había incomodado y seguimos. Y en eso quedó la cosa.

Hace dos semanas Pepe se llevó los "avíos" pero uno de nosotros se fue pronto y al final decidimos postergarlo. La semana pasada llovió y aproveché para donar sangre. Y esta semana era la "refinitiva". Llegué tarde pero aproveché para dejar salir a mi lado malo, que el pobre hace tiempo que no se da un garbeo y ya le hacía falta. Así que en vez de entrar directamente con la botella o incluso guardarla en el coche, probé a abrir el maletero de Pepe y ¡¡¡oh sorpresa!!! estaba abierto. Ante tal invitación, no pude sino coger la nevera portátil, abrirla y meter mi botella encima de las de Pepe y los correspondientes hielos.

Durante las dos horas largas de partido que acabaron con mucho cansancio, algún golpe y/o dolor se lo conté a algunos de los que estábamos allí. A las 12:30 hice un primer amago de acabar el partido pero la gente, al revés que yo, todavía estaba fuerte. Poco después tras una jugada personal de cierto mérito habida cuenta de mi cansancio, tuvieron a bien decretar el final del partido y proceder al refrigerio.

Nos dividimos en cuatro grupos, dos de ellos unipersonales. Uno que fue a su coche a buscar no sé qué, Pepe que fue a por los "avíos" y el resto que nos pusimos a recoger las porterías. Mientras las recogíamos, mirábamos de reojo a Pepe cargando con la nevera. Una botella más, aproximadamente un kilo más ... pero Pepe está fuerte y no lo notó o no lo parecía. En esto que coge y la abre. Algo llama su atención. Posiblemente la botella rodeada por porexpan o como se llame esa cosa cuya misión era protegerla de los golpes. Su cerebro amenaza con cortocircuitarse pero sale del paso con una pregunta muy pertinente ... "¿Quién ha metido esto aquí?".

Los demás nos hacemos los suecos y seguimos a lo nuestro. Él deja de preguntar y se pone a preparar las galletas saladas, los frutos secos etc. Imagino que mientras le seguiría dando vueltas al asunto, al "tema que te quema". Acabamos con las porterías; las recogimos, quiero decir y él se nos acerca y tiene lugar un diálogo parecido al siguiente:
-"¿Quién ha metido eso ahí?".
-¿El qué Pepe?.
-La botella esa.
-La habrás metido tú, ¿quién ha preparado eso?.
-Eso no puede ser, lo he preparado yo esta mañana.
-¿No habrá sido tu mujer?.
-No, eso no puede ser.
-Seguro que ha sido tu mujer Pepe, coge, llámala y le preguntas.

La cosa quedó en eso, no sé si porque no le gusta el móvil o tenía miedo al cachondeo. Igual daba, pero eso tampoco lo sabía él ... ni nosotros tampoco.

Abrimos una botellita, luego otra, finalmente aunque puso algo de resistencia, la mía. Eso de las de cava, pues todavía quedó una de sidra para el final. Aproximadamente tres litros, entre siete .. a dos tres vasitos debió caber. Alguno imagino que tocaría a más que yo, pero eso también era lo de menos, además de ser premeditado :-).

Junto con el alcohol llegaron las bromas, las fotos, los vídeos y una pregunta que atormentaba a Pepe y a la cual ninguno daba respuesta, al menos convincente. Junto con el alcohol llegaron los castos recuerdos de los años jugando al fútbol y las no tan castas insinuaciones más o menos explícitas o las peticiones de sexo mutuo ... pero sin mariconeos que diría Torrente. Bromas típicas, de esas que, sin ánimo de ofender, imagino que ofenderían a los gays que pueda haber entre nosotros. Pero si los hay, ya deben estar acostumbrados. Alguno que otro te marcan de cerca y el tema siempre es recurrente.

Junto con el alcohol llegaron las fases esas que no recuerdo pero entre las que estaba la exaltación de la amistad. Y Pepe en el centro de todo. Hoy se lo ha pasado bien, nos ha dicho que esto le da vida y posiblemente así sea. Que sean muchos años más y que nosotros lo veamos y lo juguemos. Y hasta que se entere, que lo hará, de quién era la botella y quién la puso ahí :-D.

Un saludo, Domingo.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Llueve en Granada

No sé por qué se me ha metido en la cabeza que tiene que estar lloviendo en Granada. Imagino que sí, que como en toda España. Imagino también que esto confundiendo "Llueve en Granada" que buscándolo en Google no llega a 400.000 resultados con "Muerte en Granada", que supera los tres millones. Google también nos da otra pista y es que en Granada llueve más del doble que en Málaga. Y es que hoy está lloviendo en Málaga.

Desde la salita de la casa de mis padres, escucho cómo las gotas de lluvia repiquetean en los tejados de uralita de los patios. Si me fuera al salón o a la terraza escucharía la lluvia en la calle o en las ventanas. Eso no lo escucho en mi casa y me resulta extraño. Tampoco sé exactamente por qué no lo escucho aunque imagino que es porque el toldo lo impide.

Un saludo, Domingo.

Llegar a los 80

Mi abuela paterna llegó a los ochenta ... hace diez. El otro día hablaba con ella y me decía que no sabía si podría venir más a casa de mis padres. A la pobre se le está juntando todo y quizás entre ese todo están las Navidades, más cerca que nunca y toda la carga emocional que llevan para las personas mayores. No solo eso, la edad tampoco debe ponérselo fácil. A mí me dijo el otro día dos veces lo mismo. Antes podía hacerlo con un lapso de tiempo de diferencia, pero esta vez fue casi seguido. No hay necesidad de pensar en una posible demencia senil, pero tampoco se puede obviar que tiene 90 años. En cualquier caso, mi abuela sí que llegó a los ochenta.

Mi otra abuela también llegó a los ochenta, hace un par de ellos. Y es de estas mujeres que entierran a todos sus descendientes. El año pasado ya tuvo que enterrar a uno, mi tío, así que a ver qué tal lo lleva este año. En cualquier caso, todavía es "joven" y puede presumir de haber llegado a los ochenta muy bien. Por mucho que luego se empeñe en mostrarte las muñecas y decir que tiene los huesos salidos :-).

Mis abuelos no llegaron a los ochenta. Se ve que la pareja de cromosomas XY se escribe con ye minúscula (no sé si me acostumbraré algún día, aunque imagino que sí) . Mi abuelo paterno murió bastante joven, unos sesenta años. Mi abuela, la pobre, quedó viuda con 50 y me da que hace ya unos años que quisiera acompañarlo, no en vano ahora, tras las cosas que le ha tocado vivir y que todavía vive, se siente desdichada y entonces se sentía querida; muy querida, dice ella. Mi abuelo paterno, ese del que se supone que heredé su habilidad para hacer cuentas con la tiza en la barra del bar, murió un año antes de que yo naciera, creo que de una trombosis que acabó en embolia, lo que parece que ahora se conoce como ACV (Accidente Cerebro Vascular).

Mi abuelo materno murió cuando yo tenía dieciocho años. A él si lo conocí, claro está. Y creo que ya lo he dicho alguna vez, pero lo recuerdo como un buen hombre. Murió de un infarto pero muy posiblemente la causa principal fue el humo de los cigarros que fumó, abiertamente o a escondidas, durante toda su vida.

Mi padre no sé si llegará a los 80 pero lo dudo porque no se cuida. Nunca ha querido seriamente dejar de fumar y además siempre ha sido moderadamente obeso. Físicamente o, mejor dicho, antropomórficamente, él yo y somos muy parecidos. Espaldas anchas, piernas fuertes, bajitos ... por eso tengo que aprender de sus errores. Sobre todo de sus errores, también de los de mis abuelos pero sobre todo de los suyos. A mi favor tengo el no haber probado un pitillo en mi vida (qué raro suena lo de pitillo, creo que ya no debe usarse mucho). En mi contra que durante muchos años he sido obeso.

Él es hipertenso y ha tenido problemas de úlceras. Yo siempre he tenido la tensión bien, pero por la zona alta. Y cuando se envejece sube ... mal asunto. Hasta ahora me controlo con las grasas y estoy controlando la sal todavía más, si cabe. Pero creo que el factor diferencial pasa por la pérdida de peso. Y en ello estamos porque, a mis treinta y cuatro, estoy a punto de llegar a los ochenta. Una cantidad de kilos que no debía tener desde los 12 años o así. Con 13 recuerdo que me pesaron en el médico y pesaba más de ochenta. Así que espero que durante las próximas semanas, en algún momento de las mismas, la gráfica de mi peso empiece a bailar un zapateado sobre la línea de los ochenta. Y también espero que llegue el momento en que dicha gráfica oscile única y exclusivamente por debajo de esa línea.

No solo eso, también espero que dentro de uno o dos meses el zapateado se desplace a la línea de los setenta y cinco kilos. Entonces lo mismo escribo una entrada que trate sobre llegar a los setenta y cinco y espero que pueda decir que mi padre todavía lo está intentando. Porque mi padre se opera el lunes. Se opera "contra" una serie de circunstancias, algunas relacionadas con su estilo de vida (espero que la mayoría). Esperemos que la operación salga como se supone que debe salir, que es sin causar ningún daño adicional y aliviando los efectos negativos de esa serie de circunstancias. Esperemos, porque por mucho que no me haga caso, por mucho que no me gusten algunas de las cosas que hace o dice, la opción de que mis hijos tampoco puedan conocer a su abuelo paterno me gusta todavía menos.

Un saludo, Domingo.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Mi TV

Televisión, eso que tanto veía de niño. Por cierto, recuerdo que ya de niño me debían gustar las estadísticas. Debía tener algo menos de 10 años cuando escuché que el consumo medio de TV por persona y día era de unas ¿2-3 horas?. Me pareció un consumo ridículo. Yo veía la televisión casi toda la tarde y luego también por la noche. Las 5 horas no debía quitármelas nadie. Es curioso porque no me pregunté si un adulto podría ver la televisión más o menos tiempo que yo sino si "yo, de adulto", vería la televisión más o menos que entonces. Mi conclusión fue que, aunque la viera menos, seguro que sería esa cantidad (2-3 horas) por lo que la media no quedaba más remedio que ser superior a la que habían dicho.

Veintitantos años después, apenas veo nada. Lo único es a la hora de cenar ... y no es ninguna de las trescientas cadenas que ahora nos trae la TDT. Básicamente todas son igual de malas. Así que durante la cena vemos alguna serie. Series que, lo suyo, es que ya estén acabadas, para no tener que estar esperando semana a semana que saquen un nuevo capítulo. Lamentablemente las que tienen más fama o las mejores de hoy en día, no lo están y hay que ir viéndolas poco a poco. O, mejor dicho, hay que ir intercalándolas con las ya acabadas.

Así, hace poco más de una semana acabamos de ver "Lost" y ahora estamos viendo "Dexter", que en cosa de uno o dos meses imagino que pasará a ser de las que haya que ver una vez a la semana ... en el mejor de los casos. Sobre "Lost", en su momento no fui ajeno a todo lo que se organizó, los famosos números, su significado, etc. Y luego, casi lo mismo para el final de la serie.

Pues bien, ¿qué me pareció a mí?. Bueno, si ya nos situamos en que todo pasa en una isla misteriosa, mágica y pseudo mitológica, no me pareció mal o incluso me gustó. No sé si ya desde el principio tenían la idea general o si fue evolucionando con la serie. Yo opto más por esta segunda opción. Las primera temporada, vale, inicial de contacto, cosas raras pero poco más. Pero la segunda y la tercera empezaron de forma horrible, intentando meter con calzador las cosas que se inventaban. Una vez pasados los primeros, digamos, diez capítulos, ya sí mejoraba. La temporada cuarta más o menos coherente y la quinta bastante bien, incluyendo el factor mitológico.

¿Qué es lo que me ha gustado más?. Pues, sin duda, todo lo que tenía que ver con el manejo del tiempo, los viajes en el tiempo y demás. Pero claro, esa es mi debilidad. Si escribiera un libro me gustaría que incorporara algo de ello. Y la quinta temporada con la doble realidad y su mezcla parcial en los últimos capítulos y total en el último, también me gustó.

Hubo mucha gente que salió quejándose pero me da que pueden ser los mismos que se quejaron de Matrix porque no entendieron la trama. Y luego hay un epílogo en el que se confirman las sospechas, aunque no sé si el epílogo lo han emitido en español. En fin, no es precisamente un tema apasionante, aunque a algunos les apasiona, pero sí que puede ser una buena forma de pasar el rato. Sobre todo si en vez de ver "Lost" ves "The Big Bang Theory", que esta temporada es simplemente hilarante. Casi más que escribir un libro, me gustaría ser capaz de escribir esos guiones. Y entre capítulo suelto de "TBBT" y de "Dexter", también va alguno de "Cómo conocí a vuestra madre", que esta temporada está simplemente regular.

Un saludo, Domingo.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Otra profesión

No, no cambio de profesión. Es solo un ejercicio mental por si alguna vez tuviera que hacerlo. Es decir, si tuviera que cambiar de profesión, ¿qué profesión preferiría?. Evidentemente digo "preferiría" porque al final cabe la posibilidad de que pudiera elegir o cabe la posibilidad de que no.

Posiblemente intentaría evitar mi profesión actual. ¿Alguna excepción?. Quizás. Lo mismo algún puesto más "directivo", aunque no lo tengo muy claro. Mis preferencias, sin duda, irían por un trabajo con un horario de 8 a 15. Esta limitación casi que te restringe a un trabajo "funcionarial". Y decididos a opositar, dos caladeros claros: trabajar de informático o trabajar de profesor. El trabajo de profesor sigue sin atraerme del todo. No es por nada, es que todavía pienso que bastante complicado es para el que le gusta como para meterte sin que te guste. Otra cosa sería un trabajo en una universidad aunque, ahora mismo, no es algo realista y en un futuro tampoco lo veo.

Otra posibilidad más, un trabajo de funcionario B (creo que se llaman) e intentar la promoción interna. Fuera de esas posibilidades, creo que me intentaría decantar por un trabajo donde tuviera que tener contacto con la gente e incluso con los idiomas. La verdad es que, en mi trabajo actual, cuando más a gusto me he sentido ha sido cuando trabajé con los franceses, coordinando el trabajo de hasta 30 personas. Algo así tampoco me importaría.

Por último queda la opción de un enchufe aunque, como no conozco a nadie que pueda enchufarme, tampoco es algo que considere.

¿Qué probabilidades/opciones tendrían cada una de estas posibilidades?. Las que son de opositar dependerían de que salgan puestos a oposición, algo que actualmente no está muy boyante y, luego, superar al resto de aspirantes.

Las de un trabajo que no tenga mucho que ver con mi experiencia actual, pues no sé muy bien de qué dependería porque ignoro cómo se mueven esas cosas. Aunque al menos creo que lo intentaría.

Por último, relacionado con mi trabajo actual, un puesto "directivo" lo veo complicado porque mi experiencia no sería mucho y dataría de hace unos cuantos años. Un puesto similar al actual podría ser factible y un puesto inferior al actual, incluso con la misma remuneración que la actual, sí creo que sería mucho más posible.

En cualquier caso, cuando tenga que preocuparme de ello, si es que tengo que preocuparme, ya lo haré :-D.

Un saludo, Domingo.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Un juego

Hattrick es un juego en línea al que llevo jugando prácticamente seis años. Me lo recomendó Olivier, un belga casado con una española al que el juego enganchó. Yo no veía claro que aquello me fuera a gustar y menos claro lo vi cuando tardaron un mes en darme el equipo. Pero me gustó y todavía me gusta. Supone un rompecabezas, una partida de ajedrez, semanal con un cierto componente, grande, de azar. Y como todos los sitios donde juega el azar puede pasar que ganes o que pierdas, independientemente del número de papeletas que tengas.

Esta temporada (cada temporada dura 4 meses) la cosa estaba muy igualada. De hecho, era prácticamente una reedición de la temporada anterior. Había dos equipos entre ligeramente y sensiblemente superiores al resto y, entre ellos, relativamente igualados. Sobre todo si le ganabas la partida tácticamente al rival y conseguías superar así la diferencia entre ambos. Quizás se haya notado ya que mi equipo no era el más fuerte de los dos :-). Quizás por eso te alegras más cuando ganas.

La temporada pasada, lo tenía muy bien para ganar la liga y subir de nuevo a IV (es decir, estar entre los 700 mejores equipos de los 60.000 o así que debe haber en España). Pero tropecé varias veces y al final me lo tuve que jugar a cara o cruz en el campo de mi rival. Una táctica sorpresa y algo de suerte nos hizo empatar a uno y él se llevó la liga. Eso sí, por tener un concepto ético del juego demasiado alto, tuvo que jugar un partido de promoción y allí volvió a tener mala suerte y no subió.

Esta temporada se encontraba todavía más fuerte si cabe. Yo también mejoré pero la balanza seguía ligeramente inclinada hacia su lado. El primer partido volví a sorprenderlo y volvimos a empatar en su campo. Esta vez además la suerte no influyó tanto, había casi un 40% de probabilidades de que empatáramos. El resto de la liga fue un pulso. Él tuvo mala suerte en un par de partidos y le saqué 5 puntos de ventaja. Yo sabía que alguna vez tropezaría y los 5 puntos se me antojaban pocos. Efectivamente, poco después perdí de forma aleatoriamente injusta (en el sentido de que mi rival solo tenía un 4% de probabilidades de ganar) y eso me obligó a cambiar el pie. Tuve que arriesgar al partido siguiente y gané el partido. Luego otro más facilito y de nuevo dos muy complicados que también salvé. Hasta entonces la cosa iba bien.

Mi injusta derrota la podíamos canjear por la suya de inicio de temporada y solo un empate nos separaba, a falta de tres partidos. El primero de ellos lo saqué con más facilidad de lo que esperaba. Mientras él tuvo mala suerte pero contra el peor equipo del grupo. Así que su mala suerte quedó en nada; ganó 0-5. Quedaban dos partidos, uno que me daba mucho miedo y el partido a muerte entre los dos. Efectivamente, en el primero me pasó lo mismo que le había pasado a mi rival. El motor aleatorio decidió que mi equipo iba a subestimar al contrario y al final de la primera parte perdía 2-0.

Hice los cambios oportunos (cuando haces la alineación dices qué cambios tienen que hacerse en caso de ir ganando, perdiendo, empatando, etc) y ... tuve muy mala suerte, fallando las cuatro ocasiones de que dispuse, pero tuve mucha suerte porque aparecieron los "eventos". Estos eventos son bastante raros, salen solo de vez en cuando y no es normal que aparezcan a pares, como aquella vez. Un evento de un jugador rápido (hay que tenerlos por este motivo) y otro de uno con experiencia igualaron el marcador. Dentro del mal, el menos. Aunque eso no evitaba que mi rival me hubiera dado caza. Igualábamos a puntos pero su mayor potencial hacía que él, con mejor diferencia de goles,estuviera por delante.

Y llegó el partido de hoy. Ambos hicimos nuestras apuestas. Él, con un equipo superior hizo lo que yo haría, intentó ser mejor en todas las líneas. Yo, tuve que concentrarme en mis puntos fuertes y me decanté por jugar un partido "a cara o cruz". Mi equipo fue un equipo asimétrico, mucha posesión de balón para tener ocasiones yo y que no las tuviera mi rival, un par de defensas fuertes y otra que era un coladero y un único ataque muy potente, ataque por el que podrían llegar hasta el 60% de las ocasiones. El resto, las desperdiciaría.

Y, con estos mimbres, hicimos la cesta. Al final, dos equipos de infarto, uno muy compensado y otro descompensado pero con más peligro que un mono con dos pistolas, una para cada gol. 2-2 hubiera sido el resultado normal y, a igualdad de puntos, otra vez hubiera ganado él por diferencia de goles. Un empate, a lo que fuera, hubiera sido además lo normal con un 37% de posibilidades. El resto, un 32% de posibilidades para mí y el 31% de posibilidades para él.

Y el azar decidió. Decidió además copiar lo mismo que había hecho la semana anterior para empatar: un gol de evento de jugador rápido y otro gol de evento de jugador con experiencia. Si raro es que te salgan dos eventos en un partido, más raro es que te salgan dos eventos en dos partidos y que además te proporcionen los 4 puntos que te hacen subir directamente, sin jugar promoción. Eso tiene un nombre en el argot de Hattrick, Er Jactrik E Asín.

Y nada, los próximos cuatro meses jugaré en IV división. Y, con suerte, no será más complicado que hacerlo en la división actual. Para muestra, dos botones. Mi rival por el ascenso ha sido el 6º mejor de los 1024 equipos que hay en IV (yo he sido el 55º) y mi grupo ha sido el 2º ó el 3º más fuerte, dependiendo de la vara de medir que escojamos.

Para hoy tenía pensado en hablar de otra cosa, pero ahora mismo se me ha olvidado. Bueno, ya vendrá.

Un saludo, Domingo.

sábado, 30 de octubre de 2010

Hace un año

Hacía un año que no pesaba lo que peso ahora. La ventaja es que ahora sí creo que me voy a quitar la espinita esa de no haber llegado a los 80 kilos. Hacía un año también que no me encontraba tan bien jugando al fútbol y es que, parece mentira, pero tres kilos más o tres kilos menos pueden suponer una gran diferencia. Lo mismo cuando baje de los 80 descubro que soy hasta bueno :-O. No creo que caiga esa breva.

El caso es que he ido a mirar el blog del año pasado para ver qué estaba haciendo yo por estas fechas y me he encontrado con la sorpresa de que no había ninguna entrada en octubre :-O. Así que he ido al de Bratislava y entonces sí que he encontrado alguna que otra cosa. Y precisamente alguna que otra cosa que estuve comentando hará unos días con alguien o sobre la que he estado pensando. Por lo pronto, veo que hace un año, día más o día menos, que tuve la gastroenteritis que me tuvo un día en cama y varios días ronco. Hace también un año, día más o día menos, que estuve buscando sin éxito algún líquido isotónico y al final me tuve que contentar con tónica Swep..., como se escriba :-), de sabor limón. Y faltan unos días para que haga un año desde que vi nevar camino al trabajo.

Hace un año empezaban mis dos últimas semanas de asignación en Bratislava. Está bien eso de que haga un año, así el cansancio de los aviones es solo un vago recuerdo y los libros que leí y la experiencia vivida es un buen recuerdo. Uno de esos recuerdos es, precisamente, el cambio de hora. ¡¡¡Qué sensación tan rara eso de que sea de noche a las 4 de la tarde!!!. Y otro de ellos es el "Je descends" de aquel pasajero en París. Eso es precisamente lo que comentaba el otro día con dos compañeros.

Empezamos a contar batallitas sobre vivencias pasadas en aeropuerto. Creo que salió a relucir tras hablar de una película que, según parece, protagoniza George Clooney y va sobre eso. Entonces, las anécdotas se sucedieron y dos de nosotros habíamos pasado por la experiencia de que el vuelo se retrasara porque alguno de los pasajeros, al final, no voló. Bueno, en mi caso el pasajero había entrado y, se supone que su pánico a volar, le aconsejó salir de nuevo. En el otro caso lo que pasó es que una señora se había emborrachado en el bar al lado de la terminal y ni siquiera se enteró de que la llamaban.

Cambiando de tema, esto creo que fue el martes de esta semana (lo de los comentarios, no lo de la borrachera de la señora). El jueves tuve un día un tanto curioso. En primer lugar, tras la comida, me dirigí a la comisaría a renovar el carnet de identidad. Me encontré con que abrían a las 15:00 y había gente haciendo cola. Yo tenía la esperanza de que no cerraran, no hubiera mucha gente y poder entrar yo antes de las 16:00 que era la hora a la que tenía la cita. Para colmo de "desgracias" (es obligado entrecomillar esta palabra dada la extraordinaria tibieza de los hechos que relato), no llevaba fotografía y la tienda de fotos tampoco abriría hasta las 16:30. A todo esto se sumaba que yo tenía una reunión de trabajo precisamente a las 16:00. Así que nada, un pan con unas tortas.

No me quedó más remedio que volver al trabajo y llegarme al final del día. Así hice. Tuve suerte para encontrar aparcamiento, me saqué las fotos y llegué a la cola. Pregunté, pensando que todos tendrían su número, y me encontré con que era la cola de los "sinnúmero". Volví a preguntar y me dijeron que no sabían cómo iba aquello. Íbamos bien. Así que me acerqué al agente que custodiaba la entrada y volví a repetir las preguntas. Este hombre, con cara de ... "lo voy a tener que colar porque tenía cita y el resto se me va a enfadar" me preguntó que a qué hora tenía la cita y por qué no había podido acudir. Le contesté, le expliqué también que no me importaba guardar cola pero que simplemente quería saber cómo iba aquello. Y entonces me dijo que pasara y le dijo a alguna de las funcionarias que había por allí que tenía número. Y nada, tras un ratito firmando, pagando ensuciando lectores de huellas y demás, salí con mi DNI nuevecito. Igualito que hace unos años.

De hecho, creo que hace 5 años (que fue la última vez que lo renové) todavía te daban el resguardo y tenías que pasarte al mes siguiente a recoger el carnet. No toda las modernidades son malas, en absoluto, Es más, ahora después voy a intentar pasarme por alguna tienda a ver cuánto cuestan los lectores digitales de DNI electrónico. He visto por ahí alguno barato pero creo que eran para una torre. Lo suyo es que sea USB para poderlo poner en los portátiles ¿no?. La verdad es que dudo que alguna vez vuelva a comprarme una torre. Como mucho, un monitor grandote como el que hay en casa de mis padres :-D.

Y creo que ya está. Este punto es tan bueno como cualquier otro para dar fin a esta un tanto insustancial entrada. Esta, a pesar de tiene que ver con el tiempo, creo que no la voy a etiquetar como "cápsula del tiempo". No sé por qué :-D. Ahh, hablando de tiempo, estoy viendo Lost. Quizás comente algo al igual que cuando comenté sobre Frasier. O quizás no. Ya veremos.

Un saludo, Domingo.

sábado, 23 de octubre de 2010

Liderazgo

El curso de esta semana no era exactamente sobre liderazgo, aunque algo de ello se hablaba. Lo impartía un catalán no nacionalista, ex-jugador del español (creo que B) , aficionado al Real Madrid y creo que también a la buena vida. Su peripecia vital me recordó a aquel otro instructor de un curso al que fui a Madrid. Aquel hombre tenía un cierto cargo en un ministerio, impartía también clases en la academia, había sido periodista, lo echaron del algún importante rotativo, se pasó al mundo de la informática cuando comenzaba en España hará 30 años y llegó a ser hasta freelance en Guinea, si no recuerdo mal. Era nacido en el País Vasco, tuvo que huir junto a su familia, no hablaba vasco pero curiosamente sí catalán. Ahh, y era vecino de un líder sindical que tenía un piso de 70 millones (en el 2002) en Madrid y dos BMW en el garaje. Yo deduje que su piso no debía valer mucho menos. Pero eso daba igual, era buen comunicador que era lo que hacía falta para dar el curso.

Total que este instructor nos propuso una actividad relacionada con el contenido del curso, cómo llegar a acuerdos. Puso un tema sobre la mesa, la parrilla de TV. Nosotros tendríamos que inventarnos un personaje con una historia que defender e intentar llegar a un acuerdo común con el resto de asistentes. Puedo pecar de falta de modestia pero creo que fui el que mejor preparó el simulacro. El resto de compañeros debían defender, porque así lo eligieron, que se reorganizaran los canales de TV en canales temáticos, que aumentara la calidad de las emisiones, que subieran los ingresos por publicidad, que aumentaran el número de horas dedicadas a cine y, por último, que se cumplieran las órdenes políticas que decían que solamente se podía añadir un nuevo canal o reorganizar los existentes (esta era la postura más fácil y además la escogió alguien a quien le gusta (porque le sale naturalmente) ser el moderador en reuniones de este tipo. Y, por supuesto, faltaba mi postura: la creación de Belén Esteban TV. El fracaso estaba cantado, pero yo confiaba en convencerlos. Así que me preparé:

En primer lugar, los datos: La televisión debe Entretener, educar e informar. Los porcentajes actuales (inventados) son:
90% entretenimiento, 1% educación, 9% información.
El objetivo al que se debería intentar llegar:
50% entretenimiento, 25% educación, 25% información.

¿Cómo conseguirlo?. Evidentemente no se puede hacer en un solo paso, hay que ir poco a poco y sin dar la espalda al público o caeríamos en el "todo para el pueblo pero sin el pueblo". ¿Cuál era la propuesta de mi compañía que tenía los derechos de Belén Esteban?. La propuesta era simple, la creación de un canal propio. Con este movimiento conseguiríamos los siguientes objetivos:
  • Reunir gran cantidad de los "activos tóxicos" en un único canal, algo parecido a los "bancos tóxicos" que se crearon en algunos países tras la crisis financiera.
  • Obtener una cantidad ingente de ingresos por publicidad, el 50% de los cuales iría directo a sufragar contenidos educativos en otras televisiones.
  • Tener encantadísimos de la vida al segmento de mercado que ve prensa rosa e igualmente a los que no la ven ya que las cadenas generalistas no podrían competir con la oferta de Belén Esteban TV además de recibir financiación extra por emitir contenido educativo.
  • Establecer las bases para una futura BETV2 (que, por supuesto, también controlaría mi grupo) de forma que el contenido rosa quedase reducido solo a estas dos cadenas y el resto fuera, digamos, toxic-free. Esto iría en línea con la reordenación por canales temáticos, que yo no veía pues las cadenas generalistas ya tienen su modelo de negocio y "esto no es Venezuela".
Pues bien, tras las exposiciones de mis compañeros, en general bastante más vagas y sin soporte numérico detrás. Tras incluir en mi propuesta todas y cada una de las suyas (bien ahora bien en la segunda fase), el resultado fue aplastante. Todos votaron en contra mi propuesta, la única concreta y a favor de la genérica, reordenar los canales actuales y hacerlos temáticos.

Esto me recuerda aquel horóscopo chino que tenía Terra y que, para el Dragón de fuego (mis coetáneos) nos decía que seríamos unos magníficos líderes si la gente nos siguiera. Lo primero no está claro, lo segundo sí; la gente, al menos a mí, no me sigue :-).

Un saludo, Domingo.

Barrio Sésamo: Lento y Rápido

Posiblemente el título de la entrada no es el mejor título de entrada que haya escrito, pero fue lo primero que se me vino a la mente que estuviera relacionado con lentos procesos o rápidos acontecimientos. Y es que hay cosas que llevan su tiempo. Por ejemplo, cocinar una rana. Luego en otra entrada comentaré algo sobre el curso al que asistí esta semana pero en ese curso volvieron a comentar cómo se cocina una rana. Para cocinarla viva (aunque no sé muy bien por qué hay que cocinarla viva), hay que introducirla en agua fría y luego ir calentándola poco a poco. Así la rana se va encontrando a gusto, se va relajando y, cuando el calor llega a ser excesivo, no puede reunir fuerzas para salir. Por el contrario, si se metiera la rana en agua hirviendo, la rana daría un salto. Saldría escaldada, pero saldría.

Esto ya lo había leído yo una vez en un texto previo al reconocimiento de la crisis por parte del gobierno, de un reputado economista, profesor de universidad, catalán nacionalista y tesorero del Barcelona (o ex-tesorero) Xavier Sala-i-Martín (las propuestas económicas de CiU, partido del que es simpatizante este hombre, normalmente siempre me suelen parecer muy sensatas).

Pues bien, como decía al principio, hay lentos procesos que parece que nunca van a acabar y alguno de ellos hasta nunca acaban. El límite sería posiblemente el más famoso proceso, el de Kafka. Lo normal suele ser que el proceso acabe, tras un tiempo superior al deseado, quizás incluso cuando ya sea tarde, pero acabe. Otra cosa será que luego se perfeccione y pongo como ejemplo las resoluciones legales que dan la razón a fulanito o a menganito pero que no se aplican porque el partido político de turno considera que no le da votos.

Uno de esos procesos, todavía en marcha, es mi pérdida de peso. Los primeros resultados son bastante positivos: dos kilos en tres semanas. Y hay que ver cómo se notan esos dos kilos de menos a la hora de correr detrás de un balón. En un período parecido podría estar rozando mi primer objetivo, los 80 kilos. Como he dicho alguna vez, ya el año pasado me quedé con las ganas. Pero este año, con fuerza de voluntad y mi mujer acompañándome estoy bastante convencido de lograrlo, de forma que el auténtico reto podría ser bajar a los 75. Para ello, necesitaría varios meses (como siempre que he perdido peso), nada que ver con el tiempo que lleva salir de un grupo de internet.

Y es que frente a los meses o incluso años que se requieren para hacer algunas cosas (otro ejemplo es pagar una hipoteca), frente a eso están los acontecimientos que en cuestión de días, o incluso segundos te cambian la vida, poco o mucho. Al instructor del curso de esta semana le cambió mucho la vida. Con 21 años un defensa rival se cargó su rodilla: la famosa tríada, la lesión más temida por casi todo deportista. Y tuvo que dejar el fútbol. También en cuestión de segundos, otro día pasaba por una plaza llena de intransigentes. Acabó a hostias con dos y también con dos, pero esta vez dientes, menos.

Yo en cambio hoy he dejado un grupo de internet en el que llevaba varios años. No es mi intención contar aquí qué ha pasado (o cuál es mi versión sobre lo que ha pasado) ni quien podía tener más o menos razón y por qué. Simplemente me he ido porque he interpretado que eso era lo que se esperaba de mí y además que era lo mejor para que el grupo siguiera. Ciertamente me apena, pero tampoco me ha temblado el pulso. Hay cosas que pasan lentamente, como lo que hacemos cada día mientras buscamos nuestros objetivos, es decir, la propia vida y hay cosas que pasan rápido. En ambos casos lo mejor es asumir pronto el nuevo estado y tirar hacia adelante.

Un ejemplo de esto es una tía de mi madre a la que estuve visitando el otro día en el hospital. Años de diabetes la condenaron a tener una pierna menos. Con una fuerza de voluntad y un amor por la vida envidiables al poco tiempo ya estaba de aquí para allá en su silla motorizada. Años después, ya no le falta solo una pierna. Sin embargo ahí estaba con su venda atada al pie de la cama haciendo ejercicios para restablecerse y seguir con su vida en el menor tiempo posible. Ella lo decía: no me puedo venir abajo, si lo hago, en vez de 5 años que me puedan quedar de vida me quedarán dos o me quedará uno. Recuerdo todavía cómo, cuando era un niño, la veía aparecer en casa a veces. Había cogido su autobús en Vélez-Málaga, se había venido a Málaga a vender quesos, aprovechaba para ver a su hermano, su cuñada, sus sobrinos y se volvía. Además es una mujer con una increíble lucidez, siempre lo ha sido. Es una pena que una mujer así haya tenido que pasar y siga pasando por esto (aparte de los problemas familiares que ha padecido) pero posiblemente, si alguien puede superarlo, es ella.

Y eso sí que son problemas, no que alguien pueda opinar algo o lo contrario, sobre ti o sobre otros. En relación con esto último y para acabar, más noticias de trabajo. El otro día, a causa del curso, me perdí una reunión en la que se iba a contar cómo será la nueva organización del equipo. Luego recibí un correo con los detalles: Nihil novum sub solem. Lo curioso es que en el gráfico se podía ver ... gráficamente, para eso era un gráfico, algo muy interesante. Y eso tan interesante no es mas que yo estaba metido con calzador. Algo así como en una situación de responsabilidad sin apenas responsabilidades. Hay dos posibilidades para esta situación:
1.- Evolucionará lentamente y mejorará o empeorará a voluntad.
2.- Evolucionará bruscamente y mejorará o empeorará a voluntad.

Vamos como en Barrio Sésamo: rápido o lento.

Un saludo, Domingo.

sábado, 16 de octubre de 2010

A dieta

A dieta o, para ser más honestos con la verdad, a medio-dieta. Algo así como la dieta que seguí el año pasado y que me ayudó a perder diez kilos, es lo que estoy haciendo ahora. Esta vez, acompañando o acompañado, peu importe, voy a intentar franquear ese umbral de los 80 kilos que se me resistió el año pasado. De hecho, mi objetivo ideal serían 75 kilos, un peso que posiblemente se acerque bastante a lo que podría ser un peso ideal para mi persona y mi constitución.

Por lo pronto y no sé si será casualidad o autosugestión, estoy empezando a recuperar algunas de las sensaciones del año pasado cuando jugaba al fútbol con un peso de 82 kilos. El jueves pasado, perdíamos 3-0 y, a la desesperada, nos pusimos a presionar arriba. Yo estoy particularmente convencido de que, con mi carencia de técnica, es casi lo mejor que puedo hacer, estorbar al que saca el balón del equipo rival. Esta vez, no por culpa directa de la presión pero posiblemente sí por culpa indirecta, robamos tres o cuatro balones a su defensa. En otra ocasión hubiera significado el empate pero esta estábamos demasiado espesos y nos tuvimos que conformar con un honroso 3-2 y el miedo en el cuerpo.

Aunque casi mejor que eso fue que me pude en cierta forma desquitar de la semana anterior. La semana anterior había jugado de portero un par de veces y en ese par de veces me colaron cuatro goles. Apenas tiraban y, cuando me ponía yo, tiraron seis veces. De esas seis, dos entraron de forma inapelable, absolutamente pegadas al palo, dos conseguí sacarlas con un cierto esfuerzo debido a mi escasa estatura, golpearon en el larguero, rebotaron y recibieron sendas oportunidades (las que faltaban) para solo tener que empujar el balón.

Esta vez, en cambio, fui yo el que marcó. Fue tras un robo, un jaleo dentro del área, me llevé el rebote, disparé, tocó el pie de un rival (que se torció el tobillo), tocó la mano del portero y entró. Lo malo de la jugada fue, evidentemente, la torcedura de tobillo. Además se trataba de un chico que ya tuvo una pequeña rotura fibrilar hace unas semanas y reaparecía esta. Pero bueno, son gajes del oficio, fue muy mala suerte porque la velocidad de mis disparos no es precisamente de las más altas del espectro de velocidades de los que disparan flojo y fue evidentemente sin intención. Ya habría cambiado yo el gol por la ausencia de lesión. Quizás con reticencias, pero lo hubiera cambiado :-).

Y esta mañana hemos vuelto a las andadas. Toda la gente que estaba viniendo últimamente hizo novillos y nos encontramos jugando al fútbol los cinco de siempre. Pero no ha estado mal porque también me ha permitido ensayar mi más que defectuoso uno contra uno e incluso marcar algún que otro gol que ha sorprendido a propios y extraños. De hecho, tras uno de ellos, alguien cuyo nombre no voy a desvelar gritó:
¡¡¡Toma nabo americano!!!.

A pesar de que es fútbol sala y además jugamos con reglas indoor, nos quedamos en fuera de juego. Por supuesto eso no evitó las repetidas alusiones a la expresión que se produjeron después y que se producirán durante las semanas venideras :-). El autor de tan curiosa expresión no quiso revelar de dónde venía. A los 5 minutos, tras darle unas diez vueltas al asunto, un par de ellas por minuto, creo que conseguí dar con la clave:

Lo curioso es que no me confundiera yo, que con la dieta debería ser más propenso a ver vegetales por doquier. Pero la dieta es más de comer menos que de comer mejor pues considero que ya como aceptablemente bien, aunque la hortaliza en cuestión no esté entre mis favoritas :-).

Un saludo, Domingo.

sábado, 9 de octubre de 2010

Seres invisibles

A veces me siento invisible ... y de esas veces, alguna que otra la sensación me gusta. Hasta es posible que cada vez más :-). En cualquier caso, esta semana me sucedió algo curioso. Llegó al trabajo alguien a quien conocí brevemente en Bratislava. Supuse que, cuando llegara, me llamarían. Supuse mal. La verdad es que no me importó porque más bien temía que me llevaran a comer con ellos. No por nada sino porque ello supondría dejar tirados a la gente con la que suelo comer sin darles apenas tiempo para buscar un plan B.

El caso es que allí estaba, junto con el resto del equipo que afortunada o desgraciadamente para ellos no han caído en el ostracismo ... todavía. Y es que, a falta de que me recuperen para la sociedad con alguna labor menos marisquera, aunque no necesariamente más gratificante, que apagar fuegos, ahora la verdad es que no han asignado ninguna ocupación que quite el hipo. Más bien al revés.

Quizás por eso, creí percibir alguna mirada escrutadora un par de días después cuando nos reunimos con este hombre. En concreto, había preguntado al equipo por sus inquietudes y el equipo se había expresado de forma cautelosa. Bueno, de forma verbalmente cautelosa pues no hacía falta más que un poco de lenguaje visual para saber que no estaban siendo necesariamente sinceros o que al menos se reservaban sus opiniones al respecto para un mejor foro: la hora de cualquier comida en la que no hubiera jefes.

Como digo, creí percibir alguna mirada escrutadora cuando yo sí respondí lo que creía. Aunque, evidentemente, guardando las formas, que no es plan de tirar piedras sobre tu tejado. Pero si querían que me hubiera envainado las opiniones, tendrían que haberlo hecho con anterioridad a la reunión: ya era tarde, ellos preguntaban y yo contestaba.

Y así, sin que nada más ocurriera, salvo esa intuida mirada escrutadora, acabó la reunión y volví con lo mío, unos informes de complejidad paralela a su urgencia. Y acabé uno de ellos que resultó complejo de validar y acabé otro que, una vez empleado cierto ingenio, no era tan complejo como parecía. Y sé poco más, ni siquiera en cuáles de las cosas urgentes me van a emplear la semana que viene. Aunque tampoco me importa, al fin y al cabo me pagan por trabajar. Definitivamente, sin estar mal cuando no se es, aveces se está mejor siendo invisible :-).

Un saludo, Domingo.

Dinero, maldito dinero

http://www.quedeletras.com/letra-cancion-fiel-amigo-bajar-39327/disco-las-playas-de-invierno/el-barrio-fiel-amigo.html

Eso dice una canción de "El Barrio". Y es que en un mundo donde la unidad estándar de longitud son los 15,6 cms, que dicen que mide el billete de un dólar (a pesar de que el que hay en la wikipedia en mi monitor mide mucho más), a todos nos gustaría tener más cosas y/o dinero. Yo no soy una excepción, si pudiera quitarme la hipoteca ahora reconozco que no lloraría mucho. A pesar de todo, una cosa es la hipoteca de una casa, que debes, y otra unos cuantos millones de euros para crear empresas. Y una cosa es tener casi 35 años y otra tener justo el doble, 70.

70 años tiene Pepe, con quien juego al fútbol todos los sábados y quien hasta no hace mucho iba y venía en bicicleta. Pepe se jubiló hace ya muchos años, una de estas jubilaciones que no tiene mucho sentido para el país pero sí para una empresa y un trabajador. Cuando yo empecé a jugar con él, debía tener unos 57. Ya estaba jubilado y le creí entender que vivía de su jubilación y los intereses de la indemnización que le habían dado. Desde entonces, que yo haya visto, se ha limitado a hacer deporte, ser feliz con sus hijos, nietos etc. Es lo que me gustaría hacer a mí, llegado el momento.

El el otro extremo, también con 70 años, se encuentra mucha gente, pero en particular una persona de la que me hablaron el otro día. Esta persona tiene una muy buena situación económica, no se termina de jubilar de lo suyo y la cabeza le bulle de ideas y proyectos. Esta persona, también resulta que juega los mismos números a la primitiva desde hace muchísimos años. Y esta persona casi ganó el gordo de la primitiva recientemente: le faltó un número. Conclusión, un giro más o menos de una bolita hizo que ganara 3.000 euros en vez de una pimporrada de millones de pesetas y unos cuantos de euros.

Esta persona, con una salud general que podríamos calificar de mejorable, llegó completamente indignada a su casa. Al parecer su mujer se alarmó bastante al verlo en ese estado y le preguntó a, digamos Juan Carlos, qué le había pasado. Juan Carlos entonces explicó que le había tocado la primitiva (aunque, por lo que cuentan, más bien pareciera que lo hubieran atracado). Juan Carlos se quejaba amargamente de su mala suerte y de todas las cosas, entendiendo por cosas proyectos empresariales, que podría haber empezado con ese dinero.

Y he aquí que, una persona sin problemas de dinero, con la vida resuelta, disfrutando de sus nietos y de sus amados Lakers, al parecer solo pensaba en crear empresas (cosa que por cierto le honra, ya podía tomar nota el gobierno). Una persona cercana a la familia me decía que, afortunadamente, no le había tocado esa lotería primitiva. Cada cierto tiempo escuchamos la historia de alguien que lo tuvo todo y que lo perdió, sobre todo si el dinero llegó tan fácilmente como a través de un boleto de lotería y se fue tan fácilmente como en inversiones sin sentido.

En este caso es posible que no hubiera pasado esto. Al fin y al cabo Juan Carlos debe tener su cabeza lo suficientemente bien amueblada como para que no le pasara. Sin embargo sí es posible que este dinero le hubiera distraído de lo que puede ser una feliz vejez. Y a esto era a lo que se refería mi confidente. Dinero, maldito dinero.

Eso sí, quizás este año sea la primera vez que compre lotería en mi empresa. ¿Quién sabe? :-).

Un saludo, Domingo.

sábado, 2 de octubre de 2010

Huelga general

¿Cómo no?. Tenía que hacer referencia a la huelga que el pasado miércoles ¿paralizó? el país. Repitiendo los mismos pasos que diera durante la huelga del 2002 contra el gobierno de Aznar, esta vez tampoco me sumé a ella. Ni pedí vacaciones como hicieron otros compañeros, más por deseos de quitarse de posibles problemas que de nadar y guardar la ropa, yendo a la manifestación sin que les quitaran un día de sueldo.

Iba yo en el coche y la verdad es que apenas había tráfico. Era algo que no me esperaba. Yo esperaba que la huelga fuera lo que fue, un fracaso en el que se demostraba que la gente estaba harta de gobierno y sindicatos (por no añadir oposición) a partes iguales. La huelga triunfó donde triunfó la coacción y fracasó donde triunfó la libertad, bonito eufemismo para denominar a los sitios a los cuales no pudo llegar la coacción.

Volviendo al tema, conduje hasta el Parque Tecnológico sin apenas coches y, a las nueve, me pregunté si podría dar la rotonda para entrar. Estando en ella ya vi a los piquetes que habían cortado la entrada mientras que los policías vigilaban y mantenían abierta ¡¡¡la salida!!!. Intenté aparcar por donde lo había hecho ocho años antes pero esta vez estaba todo atestado de vehículos así que intenté probar suerte de nuevo con la puerta principal. En esto vi la entrada secundaria semicortada por los restos calcinados de lo que había sido un contenedor de basura y tres o cuatro sindicalistas de estos que cuidan de los trabajadores. Desistí intentar entrar por la entrada y me contenté con un aparcamiento que había libre en la gasolinera.

Tras dejarlo allí, con las dudas sobre si los piquetes se irían paseando por la gasolinera "arreglando" los coches allí aparcados, fui andando hasta mi centro de trabajo. Pasé al lado de varios voluntarios sindicales que no intentaron informarme de nada. Ese tiempo que no perdieron y eso que ganaron. Subí por toda la avenida pensando que el paseo me haría bien dada la vida laboral tan sedentaria que llego. Y estaba llegando ya al edificio cuando veo pasar como exhalaciones a no menos de 5-6 coches. El penúltimo de ellos era el de un compañero que además vino a la boda: Amjad.

Sentí que por llegar a la hora y no 5 minutos después no podría aparcar donde siempre, pero también temí por los coches aparcados dentro del parque, aunque fuera en un aparcamiento privado. ¿No es lamentable que la imagen que tengo ahora de los sindicatos, que tantas cosas buenas han hecho, sea esta?. Pues sí, pero creo que es más culpa suya que mía. Si ellos no sufrieran la misma enfermedad de la que adolecen los partidos políticos, otro gallo cantaría.

Una vez en el trabajo, yo diría que había un 40% de asistencia, menos de lo que yo me esperaba. Aunque, a esa hora, solo un porcentaje mínimo había dicho que faltaban por la huelga, el resto o se lo había pensado mejor ese día o simplemente se lo habían cogido de vacaciones. En el restaurante donde solemos comer, a la hora habitual, digamos que la mitad de las personas aunque cuando nos íbamos ya estaba casi lleno. En otras empresas, prácticamente sin cambios. El único sitio donde parece que hubo algo más de seguimiento fue en las funerarias y no porque los funerarios se pusieran en huelga sino porque la gente prefirió no morirse ese día. Así que tampoco tuvieron mucho trabajo.

Y poco más. Al acabar el día fui hasta la gasolinera, me encontré con el coche impoluto y, aliviado, lo dejé de lado momentáneamente para sacar una foto al contenedor de basuras calcinado.




Así acabó la segunda huelga general que me ha tocado vivir en mi vida laboral.
Domingo 2-0 Huelgas generales. pero no adelantemos acontecimientos que la vida es muy larga, esperemos, y habrá ocasión de recortar distancias.

Un saludo, Domingo.

¡¡¡Qué insignificantes somos!!!

A principios de esta semana me sentía especialmente bien físicamente. Era como si nada fuera a poder conmigo. Quizás estoy exagerando un poco pero sí que tenía una cierta convicción de que el resfriado de mi mujer no me iba a pasar factura. En cambio, un par de días después estaba con picor de garganta, mucosidad en las vías creadoras de mucus (lo de respiratorias realmente no les era del todo aplicable).

Lo bueno fue que asumí mi derrota a tiempo. Asumí que una, con perdón, "mierdecilla de bichillo" de tamaño nanométrico que pulula por los aires pudiera dar al traste con la confianza que tenía en mi salud física. Tomé paracetamol y la verdad es que me fue bien, aunque todavía hoy sigo con las molestias típicas del resfriado. Por otro lado, el jueves, en pleno resfriado, fui a pasar el reconocimiento médico en la empresa. Curiosamente esta vez me han llamado ellos y no he sido yo el que he tenido que solicitarlo. Aunque creo que tiene que ver que ahora los reconocimientos médicos los paga el seguro médico que te contratan mientras que antes no era así.

Pues bien, me pesaron después de comer y después de hincharme de beber agua para el resfriado y di un par de kilos más de lo que podría haber dado pero bueno, no es algo que me preocupe. Sobre todo teniendo en cuenta que la primera vez que fui al reconocimiento médico pesaba muchísimo más. Luego me hicieron la prueba de la vista, la de audición, el electrocardiograma ... todo normal. Eso sí, me dijeron que soy hipertenso. Tenía 14-9 y me preguntaron si no me lo habían dicho nunca. Respondí que soy donante habitual de sangre y normalmente siempre tengo 14-8, 13-8 aunque alguna vez he tenido 14-9. De hecho, cuando empecé a donar, hace ya algunos años, un día tuve la tensión alta y me recomendaron que la siguiera durante un par de semanas. Así lo hice y el resultado fue que había sido algo puntual: estaba normal.

Así que nada, habrá que ver cómo evoluciona, si era algo puntual, estupendo. Si comienzo a tener la tensión alta con mi edad, habrá que seguir los consejos habituales que son:

-Hacer deporte -> Tendré que hacer todavía más deporte, no solo jugar dos veces por semana sino probablemente dar paseos largos con los perros.
-Reducir la ingesta de sal -> que en mi caso creo que no es excesivamente elevada pero bueno.
-Perder peso -> algo que de todas formas tengo que hacer.

Así que somos doblemente insignificantes. En primer lugar porque llega cualquier bichito y te mete en una cama (cuando no una tumba) con menos dificultad de la que tuvo David con Goliat. Y por otra porque tú puedes creer que estás perfectamente y llega cualquier análisis y te enciende una luz ámbar a la que te quedas mirando con la misma intensidad que si fuera oro y la misma cara de póker que si recibes en tu casa un producto de propaganda interna de la empresa para la que trabajas. ¿El motivo? porque ha cumplido un múltiplo de 5 años, así que te obsequia numerosas fotos de jefes, de algunos de los cuales, ni siquiera has oído hablar nunca. Posiblemente en EEUU tiene más sentido que aquí. A pesar de todo lo conservaré porque parte de su vida, afortunada o desgraciadamente, ha sido y es parte de la mía.

Un saludo, Domingo.

Padres e hijos

En realidad lo que me pasó sucedió antes de recibir este powerpoint:
http://www3.powerpoints.org/21/zips/Hijos.pps

Y no estoy seguro de que tenga mucho que ver, salvo que hay hijos por en medio. Dice el powerpoint que solo se aprende a ser hijo cuando se es padre y que solo se aprende a ser padre cuando se es abuelo. No termino estar del todo seguro. Entre otras cosas hasta hace unos siglos, la esperanza de vida de una persona estaba en torno a los 35 años y así, era complicado que un abuelo conviviera mucho tiempo con sus hijos. Entiendo que algunos sí, pero la mayoría es obvio que no.

Por otro lado, suponiendo que aceptamos la teoría de la evolución, que ya hasta hay que precisarlo, tendrían que haber sobrevivido los mejores padres y, quizás, ayudados en alguna medida por los mejores abuelos. Alguien decía también por ahí que la menopausia era un mecanismo natural desarrollado para que las abuelas pudieran ayudar a las madres en la cría de sus hijos. Yo más bien creo que simplemente nuestro mecanismo de envejecimiento no había sido puesto a prueba de modo intenso tal como lo hacemos ahora en los países desarrollados.

Visto así, creo que somos los mejores hijos posibles cuando somos hijos y los mejores padres posibles cuando somos padres. Y, por supuesto, no solo lo somos sino que lo seremos y lo demostraremos llegado el momento. Pero esto no es de lo que quería hablar.

La semana pasada estuve en una fiesta de cumpleaños, la de Leo, el marido de mi prima y padre de mi ahijada. Fue una fiesta de disfraces y la verdad es que hubo disfraces magníficos. Yo llevé el mío de jugador de fútbol, el único que tenía y el único que estaba dispuesto a ponerme tras lo que solían ser dos horas de partido, dos horas que en aquella ocasión fueron tres.

Así que estuve durante todo el cumpleaños prácticamente desaparecido en combate. A todo el sudor que había derramado por la mañana se le unió el del calor propio del aire libre durante el veranillo del membrillo. ¡¡¡Y eso que no paré en todo el día de beber líquidos!!!. Durante parte del evento me senté simplemente a observar a la gente. Estaba la pareja hispano-germana que conocí hará unos 8 años y que no se acordaban de mí. Cuando los vi aquella vez, tanto el hijo menor de mi prima como el de la pareja no eran más que recién nacidos. Ahora ambos son hombrecitos y tienen hermanos menores "a su cargo".

Estos niños me parecieron especialmente interesantes porque no parecían dominar el español tal como cabía suponer a niños de su edad. Luego escuché decir a sus padres que ven toda la televisión en alemán. Eso lo explicaba. La madre me dio algo de pena pues decía algo así como que a veces lo pasaba mal porque veía que se expresaban mejor en alemán, idioma que ella aparentemente no habla. Tener padres con diferente lengua nativa es una ventaja para esos niños, sobre todo si los padres hacen las cosas "bien" y cada uno habla con ellos en su lengua.

Pero también es cierto que conviene que ambos hablen la del otro para que no se produzcan este tipo de cosas. En concreto, ahora los niños podrían planear una trastada o ponerse en peligro, estando su madre presente, hablando en alemán.No es que sea demasiado importante pues lo pueden hacer también a sus espaldas, pero es un ejemplo.

Siguiendo con los niños, también estaba mi ahijada, que no reconoció a sus tíos que se habían disfrazado para el evento cambiando los roles, la tía iba disfrazada de tío y el tío de tía, teniendo tío y tía en este contexto el significado que deben tener.

Y mientras su hermano y su primo creían que jugaban con una espada y un hacha de juguete, juguetes que iban en plena correspondencia con sus disfraces de indio y de árabe. Yo hablé con ellos intentando explicarles que no llevaban una espada y un hacha sino una cimitarra y un tomahawk. No parecieron muy interesados en la diferencia. Un rato después volví a preguntarles por los nombres y ya los habían olvidado.

Y a todo esto, también había por allí un tío y un sobrino. El tío se había hecho cargo ese día del sobrino, era su responsable directo. La cosa empezó mal cuando el niño se quiso quitar la camisa porque hacía calor. El tío le dijo que mientras que los otros niños no se quitaran sus disfraces, él tampoco debía hacerlo. El niño torció el gesto, posiblemente con razón y asintió. Posiblemente ahí empezó algo que se ha producido ya más de una vez.

La motivación del tío para que el niño hiciera eso podrán o no existir y podrán o no entenderse y no voy a entrar en ellas. Pero sí en lo que pasó a continuación pues fui testigo de una charla entre los dos en la cual el tío le decía que era su tío y debía obedecerle. El niño le miraba con ojos de fuego y no decía nada. Bueno, sus cuerdas vocales no vibraban pero las pupilas de sus ojos sí y decían que ...

El tío le contestó algo así como que dejara los "cojones" para otro sitio y le hiciera caso. El niño no dijo nada mientras le miraba fijamente. No pude evitar pensar en César Millán o cualquier otro adiestrador y sus razonamientos con los perros. La batalla dialéctica, si es que a eso se le puede llamar batalla dialéctica, la ganaron los 70 u 80 kilos y el medio metro largo de diferencia que había entre los dos pero el resultado estuvo lejos de ser una derrota. Lamentándolo mucho, me da que volverá a reaparecer, a no tardar mucho y entonces quién sabe qué pasará.

Y es un buen chico, vive Dios que lo es, pero le faltan lo que da inicio al título a la entrada: "Padres". Y no sé si afortunada o desgraciadamente para él, tenerlos, los tiene.

Un saludo, Domingo.

Don Quijote 2 de 3

Esta entrada debía haberla escrito la semana pasada pues tenía el final de la versión en castellano antiguo más fresca. De hecho, mientras leía el final intentaba tomar nota mental de dos o tres puntos que me llamaron la atención, para incluirlos en la entrada. Ahora mismo no sé cuáles eran. Creo que uno de ellos era cómo los sueños, por no decir pronósticos, de Cervantes sobre la repercusión de su novela, se mostraron muy pero que muy insuficientes. Y no me extraña. Me reitero en todo lo que la primera vez; más convencido si cabe después de haberlo comprendido mejor (aunque no del todo, que leer antes de acostarse también implica eso).

Así que, por no repetirme mucho y porque me gustaría comentar también otras cosas, comentaré a vuela pluma otras cosas que me han gustado de la relectura:

- Me gustaron las excusas del segundo tomo a los errores que se habían cometido en el primero. De nuevo, eso de hacer referencia en el segundo tomo a gente que ha leído el primero, es soberbio. De hecho, ahora mismo no recuerdo ningún otro caso similar, ni en libro bueno ni el libro malo. Por ejemplo, no me imagino a Harry Potter hablando con un muggle y comentando cómo se salvó de Voldemort.

Supongo que el hecho de que pasaran varios años entre parte y parte facilitó este hecho. Al igual que la aparición de la apócrifa segunda parte.

- Como dije antes, me gustaron las predicciones del propio Cervantes.
- Me gustó la lección de humildad a la que somete Cervantes al bachiller Carrasco al hacerle moder el polvo en su primer encuentro con el Caballero de los leones, otrora de la Triste Figura.

- No me gustó una cosa. Si hoy en día surgiera un Don Quijote, estaría a los dos minutos en televisión, posiblemente, por no decir seguramente, en un Reality Show. Y sus amigos no pelearían por salvarlo, más bien acudirían también a pillar una tarta del pastel. Mientras, la gente que se telealimenta de basura, seguiría dándole la razón a los que programan esas cosas de más que dudoso gusto.

No hay duda de que en cuatrocientos años hemos ganado en mucho, pero también hemos perdido. Quizás, lo duro de aquellos tiempos, convertía en mejores personas a la gente. O quizás no, ¿quién sabe?. Yo, al menos, no lo sé. Lo único que sé es que, tras otra paradinha técnica, otro libro entretenido, volveremos al ataque, subiremos el Tourmalet, o casi mejor el Angliru, del Quijote en francés.

Un saludo, Domingo.

sábado, 18 de septiembre de 2010

La abuela de Jerez

La abuela de Jerez tiene ya 90 años. En realidad tiene 90 años y casi un par de semanas, pero lo celebramos el domingo pasado. La madre de mi padre, mujer admirable donde las haya con el único inconveniente de que no tiene la cabeza dura (no como nosotros sus descendientes, claro está), siempre ha sido "la abuela de Jerez". Y es que durante muchos años vivió allí con mis tíos y mis primos. Por otro lado, estaba también "la abuela de Vélez" (por Vélez Málaga), la madre de mi madre, que tiene 82 años y nos enterrará a todos.

La verdad es que ya hace tiempo que no nos referimos a ellas como "de Vélez" o "de Jerez", supongo que, en parte, porque mis primos llevan 20 años en Málaga. Pero sí, cuando nos referimos a una y no queda claro cuál es, además del "esta" (la de mi madre, que vive aquí) y de "aquella" (la de mi padre), a veces usamos el topónimo correspondiente.

Pero a lo que vamos, mi abuela tiene muchísima cosas buenas y, evidentemente, algún que otro defectillo. Los defectillos a veces son defectillos y a veces son causa del carnet de identidad que sostiene siempre que se le pregunta que ella nació en 1920 y no hay forma de que cambie su versión. 1920, vivió la Guerra Civil española desde Tetuán, adonde su padre había emigrado y donde conoció a Domingo, mi abuelo paterno que murió un año antes de nacer yo. Vivió muchos años allí y, en 1959 creo, volvieron para España. Hassan II, antes de convertirse en rey, consiguió que muchos españoles, espoleados por el miedo, malvendieran lo que tenían allí y regresaran a España. Entre ellos estaban mis abuelos, con una gran casa donde tenían también la bodega que regentaba mi abuelo y con proyectos de ampliarla. Como digo, malvendieron todo aquello y vinieron para aquí ... afortunadamente o yo no hubiera nacido.

Aquí compraron un piso y se metieron en otro que fueron pagando con lo que sacaban del bar que pusieron. En el piso vivían mis abuelos, mi padre y, durante algún tiempo, mis tíos antes de viajar primero a Albacete y luego a Jerez. Con el otro piso no sé muy bien qué hicieron pero creo que lo alquilaron ... y tuvieron problemas. Fue uno de estos pisos de renta antigua; los inquilinos no pagaban prácticamente nada y al final les costó sangre, sudor, lágrimas y dinero sacarlos de allí.

Mientras tanto, en el bar estaban trabajando tal como no estamos acostumbrados a trabajar hoy en día. Ella ha comentado muchas veces que ha tenido que hacer ollas y ollas de callos (buenísimos) que se vendían como tapas y que, poco a poco, iban ayudando a pagar esa letra. Unos años después, mi padre conoció a mi madre y, en un momento dado, planteó al suyo la posibilidad de vivir en la casa con ellos, habida cuenta de que él trabajaba en el bar y no recibía ninguna contraprestación monetaria. Mi abuelo, que no sé si había hecho bien teniéndolo sin pagarle, sabiamente le dijo que: "el que se casa quiere casa". Y así mi padre empezó a trabajar por cuenta ajena.

En el 75, se casan mis padres y no lo celebran porque mi abuelo había fallecido un par de meses antes. Tras la muerte de mi abuelo y la boda de mi padre, mi abuela se va con su hija que ya tenía dos hijos. Ahí se convierte en "La abuela de Jerez". Para mí, cuando era un niño, siempre suponía un evento especial el que ella viniera, normalmente en verano o en navidades. Una vez, me trajo un camión de juguete, muy grande, con la bañera amarilla, que me encantó. No era de su parte sino de parte de "la abuela de Alicante", la madre de mi tío y abuela de mis primos. Parece ser que era una mujer con bastante genio y un par de ... sílabas, "mu" y "jer" pero también una buena persona con detalles como ese pues yo ni la conocía. Años después, a causa del azúcar, primero perdió una pierna, luego otra y finalmente falleció. Una lástima.

Volviendo a la historia, si no recuerdo mal, sobre el 90 mis tíos vuelven a Málaga. Vienen por trabajo, vienen también por amistad y familia y vienen también porque digamos que a mi tío ya lo conocían en Jerez :-). Antes de eso, tendría yo unos 8-9 años cuando pasé un verano, supongo que sería un mes allí con ellos. Estuve en la base militar en cuya piscina aprendí a bucear. Más tarde, quizás ese mismo verano, fui a la playa y descubrí que allí flotar me resultaba mucho más fácil, dentro del escaso nivel de flotabilidad que siempre ha caracterizado a mi cuerpo. Así que se puede decir que allí aprendí a nadar lo poco que sé.

Con el traslado, obviamente, mi abuela dejó de ser "la de Jerez" pero siempre ha tenido una característica. Siempre estuvo ahí para todo el mundo. Estuvo cuidando a mis primos cuando murió mi tía de cáncer de pecho. Estuvo cuidándolos cuando murió mi tío. Lo de mi tía fue el primer año de facultad, en mayo de 1995, si no recuerdo mal. Hace por tanto 15 años. Entonces mi abuela tenía 75 pero estaba plena de facultades. Lo de mi tío fue tres años después. Ella todavía no tenía 80 pero seguía al pie del cañón. En el 99 se casó mi prima pequeña y se la llevó con ella a su casa. Fue lo mejor que pudo hacer y creo que nunca le estaremos lo suficientemente agradecidos.

Desde entonces mi prima y su familia la han cuidado los ratos que mi abuela no los cuidaba a ellos. Lamentablemente sus hermanos no le han dado tantas alegrías. Más bien al revés. Pero bueno, eso mejor olvidarlo. En 2002, 2003 y 2004 los veranos fueron complicados y mi abuela acababa ingresada por problemas intestino-estomacales. En septiembre de 2004 yo adelanté mi vuelta desde Chicago pues estaba muy mal y no sabíamos si saldría de esa. Lo hizo, vaya si lo hizo. Y de paso yo tuve la experiencia de volar desde Chicago a Madrid entre el 10-S y el 11-S y volar desde Madrid hasta Málaga el 11-S. Esa misma noche, aprovechando el jet-lag, me quedé a cuidarla.

Luego, ha tenido sus achaques pero yo diría que lo normal en una persona de su edad. Cada vez está más torpe y tiene peor memoria; hoy decía que el domingo pasado fue la primera vez que le habían celebrado el cumpleaños. No, desde su 80 cumpleaños aproximadamente, se celebra cada año y, casi siempre, en casa de mi prima. Unas veces habremos comido pizza, otras chino, otras bocadillos pero siempre lo celebramos o, mejor dicho, mi prima siempre se lo celebra. Y este domingo pasado celebró el nonagésimo aniversario. Con mareos, "como si estuviera en un barco", con pocas fuerzas, "con una flojedad en las piernas grande" y con el resto de letanías que recita pero mejor de lo que cabría esperar a su edad.

El domingo pasado llegamos a la celebración, un pelín tarde pero llegamos. Había paella con chorizo; muy buena la combinación, por cierto. Había bebidas, tortilla, "quiche Lorraine" o "quisa", tal como la llama mi madre y, por supuesto, tarta. Ella sopló sus velas, el 9 reutilizado de los 89 y que reutilizaremos el año que viene para los 91, esperemos. Lo pasó muy bien, rodeada de amigos, de familiares, de sus nietos que es como si fueran sus hijos y de sus bisnietos que es como si fueran sus nietos. Por último, una tarjeta de cumpleaños llena de deseos y firmas. Mis primas expresando lo que sentían (en el caso de mi prima Inma no era necesario, ella lo demuestra día a día), mis tíos y primos por parte de mi madre, mi madre comentando lo magnífica persona que es (no he visto otras suegra y nuera llevarse mejor), mi mujer comparándola con la Reina Sofía, etc.

La mía, muy cortita: "Para la "Abuela de Jerez". Que nosotros estemos siempre ahí, igual que lo has estado tú."

Un saludo, Domingo.

Más sobre el perro-gato

Parece mentira; una semana después y todo sigue prácticamente igual. Bueno, para el perro-gato hay una diferencia y es que ya no podrá tener descendencia. A él no debería importarle y a sus dueños (me resulta raro considerarme el dueño de una vida, al menos escribirlo) teóricamente debería facilitarles la vida. Pero no, no está del todo claro por qué pero ayer volvió a hacerlo. De hecho, ayer fue, posiblemente, el gran día de madre e hijo.

Cuando salí por la mañana para el trabajo, fue abrir la puerta y la perra, que estaba esperando, intentó entrar como alma que lleva el diablo. Lo impedí y la mandé, sin éxito, a su casa. En cierta forma era comprensible porque había estado lloviendo durante toda la noche y, a pesar del toldo, de la caseta y de su gusto por el agua, se ve que los truenos pueden todavía más.

Al mediodía, llegué y me encontré con que ambos habían pasado una mala mañana. Tanto que no habían podido contener el esfínter anal y habían dejado allí un par de regalitos a los que solo faltaban sendos lazos. Como decía aquel antiguo chiste, de haber pasado por allí un policía, no le hubiera quedado más remedio que dar parte ... porque para el defecante hubiera sido mucho.

De forma que, habida cuenta de que seguía lloviendo y de que los esfínteres debían estar ya más relajados, no los sacamos en ese momento. No sé si fue un error o no pero el caso es que un par de horas después salimos a recibir a una visita y nos encontramos con que, fuera de la puerta, solo nos esperaba la madre; ni rastro del hijo. Enjaecé a la perra, cogí el arnés del hijo y salí a buscarlos. Ella me dio un buen paseo por donde quiso y todavía no tengo claro si lo buscó o no a pesar de que yo, cada cierto tiempo, le daba a oler el arnés.

Lo más curioso es que ella tiraba como una desesperada e incrementaba el paso cuando yo nombraba a su hijo. Pero nada, aquello dio para que ella se relajara un poco en el césped primero y luego en mitad de la calle, aunque no en gran cantidad. Me sentí fatal porque siempre vamos preparados para estas situaciones pero esta vez no. Es más, la textura del problema era tal que hubiera sido un problema intentar recoger el problema.

En cualquier caso, tras lo que pudieron ser veinte minutos de búsqueda infructuosa, regresamos a casa con la esperanza de que él llegara también en poco tiempo. Efectivamente, él ya había llegado y ya tenía la correa convenientemente atada a la reja. Además, vimos las pruebas incriminatorias, la tierra en la jardinera, las plantas rotas ... Toby, de esta no te libra ni Perry Mason, abogado elegido sobre todo por lo de Perry más que por lo de Mason :-).

Así que nada, esperemos que solo sean los últimos estertores de las hormonas que todavía tiene en su torrente sanguíneo. Por otro lado, no sé, quizás tendremos que pensar en algo para dificultar la huida porque lo que está claro es que el perro: uno, ya ha aprendido cómo se sale, dos, no tiene dificultad para hacerlo ni ciencia para pensar que luego no va a poder entrar.

En fin, a ver qué pasa.

Un saludo, Domingo.