Hattrick es un juego en línea al que llevo jugando prácticamente seis años. Me lo recomendó Olivier, un belga casado con una española al que el juego enganchó. Yo no veía claro que aquello me fuera a gustar y menos claro lo vi cuando tardaron un mes en darme el equipo. Pero me gustó y todavía me gusta. Supone un rompecabezas, una partida de ajedrez, semanal con un cierto componente, grande, de azar. Y como todos los sitios donde juega el azar puede pasar que ganes o que pierdas, independientemente del número de papeletas que tengas.
Esta temporada (cada temporada dura 4 meses) la cosa estaba muy igualada. De hecho, era prácticamente una reedición de la temporada anterior. Había dos equipos entre ligeramente y sensiblemente superiores al resto y, entre ellos, relativamente igualados. Sobre todo si le ganabas la partida tácticamente al rival y conseguías superar así la diferencia entre ambos. Quizás se haya notado ya que mi equipo no era el más fuerte de los dos :-). Quizás por eso te alegras más cuando ganas.
La temporada pasada, lo tenía muy bien para ganar la liga y subir de nuevo a IV (es decir, estar entre los 700 mejores equipos de los 60.000 o así que debe haber en España). Pero tropecé varias veces y al final me lo tuve que jugar a cara o cruz en el campo de mi rival. Una táctica sorpresa y algo de suerte nos hizo empatar a uno y él se llevó la liga. Eso sí, por tener un concepto ético del juego demasiado alto, tuvo que jugar un partido de promoción y allí volvió a tener mala suerte y no subió.
Esta temporada se encontraba todavía más fuerte si cabe. Yo también mejoré pero la balanza seguía ligeramente inclinada hacia su lado. El primer partido volví a sorprenderlo y volvimos a empatar en su campo. Esta vez además la suerte no influyó tanto, había casi un 40% de probabilidades de que empatáramos. El resto de la liga fue un pulso. Él tuvo mala suerte en un par de partidos y le saqué 5 puntos de ventaja. Yo sabía que alguna vez tropezaría y los 5 puntos se me antojaban pocos. Efectivamente, poco después perdí de forma aleatoriamente injusta (en el sentido de que mi rival solo tenía un 4% de probabilidades de ganar) y eso me obligó a cambiar el pie. Tuve que arriesgar al partido siguiente y gané el partido. Luego otro más facilito y de nuevo dos muy complicados que también salvé. Hasta entonces la cosa iba bien.
Mi injusta derrota la podíamos canjear por la suya de inicio de temporada y solo un empate nos separaba, a falta de tres partidos. El primero de ellos lo saqué con más facilidad de lo que esperaba. Mientras él tuvo mala suerte pero contra el peor equipo del grupo. Así que su mala suerte quedó en nada; ganó 0-5. Quedaban dos partidos, uno que me daba mucho miedo y el partido a muerte entre los dos. Efectivamente, en el primero me pasó lo mismo que le había pasado a mi rival. El motor aleatorio decidió que mi equipo iba a subestimar al contrario y al final de la primera parte perdía 2-0.
Hice los cambios oportunos (cuando haces la alineación dices qué cambios tienen que hacerse en caso de ir ganando, perdiendo, empatando, etc) y ... tuve muy mala suerte, fallando las cuatro ocasiones de que dispuse, pero tuve mucha suerte porque aparecieron los "eventos". Estos eventos son bastante raros, salen solo de vez en cuando y no es normal que aparezcan a pares, como aquella vez. Un evento de un jugador rápido (hay que tenerlos por este motivo) y otro de uno con experiencia igualaron el marcador. Dentro del mal, el menos. Aunque eso no evitaba que mi rival me hubiera dado caza. Igualábamos a puntos pero su mayor potencial hacía que él, con mejor diferencia de goles,estuviera por delante.
Y llegó el partido de hoy. Ambos hicimos nuestras apuestas. Él, con un equipo superior hizo lo que yo haría, intentó ser mejor en todas las líneas. Yo, tuve que concentrarme en mis puntos fuertes y me decanté por jugar un partido "a cara o cruz". Mi equipo fue un equipo asimétrico, mucha posesión de balón para tener ocasiones yo y que no las tuviera mi rival, un par de defensas fuertes y otra que era un coladero y un único ataque muy potente, ataque por el que podrían llegar hasta el 60% de las ocasiones. El resto, las desperdiciaría.
Y, con estos mimbres, hicimos la cesta. Al final, dos equipos de infarto, uno muy compensado y otro descompensado pero con más peligro que un mono con dos pistolas, una para cada gol. 2-2 hubiera sido el resultado normal y, a igualdad de puntos, otra vez hubiera ganado él por diferencia de goles. Un empate, a lo que fuera, hubiera sido además lo normal con un 37% de posibilidades. El resto, un 32% de posibilidades para mí y el 31% de posibilidades para él.
Y el azar decidió. Decidió además copiar lo mismo que había hecho la semana anterior para empatar: un gol de evento de jugador rápido y otro gol de evento de jugador con experiencia. Si raro es que te salgan dos eventos en un partido, más raro es que te salgan dos eventos en dos partidos y que además te proporcionen los 4 puntos que te hacen subir directamente, sin jugar promoción. Eso tiene un nombre en el argot de Hattrick, Er Jactrik E Asín.
Y nada, los próximos cuatro meses jugaré en IV división. Y, con suerte, no será más complicado que hacerlo en la división actual. Para muestra, dos botones. Mi rival por el ascenso ha sido el 6º mejor de los 1024 equipos que hay en IV (yo he sido el 55º) y mi grupo ha sido el 2º ó el 3º más fuerte, dependiendo de la vara de medir que escojamos.
Para hoy tenía pensado en hablar de otra cosa, pero ahora mismo se me ha olvidado. Bueno, ya vendrá.
Un saludo, Domingo.