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miércoles, 8 de diciembre de 2010

Confianza, Esperanza e Ilusión

Esperanza es nombre de mujer; Confianza e Ilusión deberían serlo también. Al fin y al cabo todas permiten subsistir llegado el momento. Eso le pasó a Dexter (protagonista y asesino múltiple en una serie de TV) hace pocos episodios. La niñera que cuidaba su hijo le dijo:
"No mientas a quien confía en ti; no confíes en quien te miente."

Me pareció una frase genial. Imagino que por eso la pondrían los guionistas, claro está. Pero en un mundo donde la mentira puede ser una de las mejores armas que alguien puede tener, que alguien te diga que no mientas nunca está de más. Sí, ciertamente la niñera no le dijo que no mintiera, le dijo solo que no mintiera a quien confiaba en él. Al resto de personas imagino que sí es correcto mentirles, aunque sea de vez en cuando y aunque sea una mentira blanca. Como por ejemplo cuando no le decimos a mi abuela que han operado a mi padre, por mucho que todo saliera perfectamente y ahora esté bastante mejor. Pero ojos que no ven ...

Y, por ejemplo, cuando dijimos a Pepe que la botella "extra" había surgido debido a relaciones sin protección entre las otras dos que él traía. Bueno, quizás no es el mismo caso, pero desde luego en ninguno de los dos se dijo la verdad. Y, Pepe, para mi sorpresa, no pregunta quién ha sido. Quizás hace bien :-D.

Por otro lado, relacionado con ambas, Confianza y Esperanza, ayer estaba en una administración de lotería. Iba con mi mujer a recoger un décimo. Al llegar allí me encontré con que tenían un gran cartel en el que anunciaban la disponibilidad tanto de lotería de Madrid como de Barcelona. Pensé que era una lástima ser matemático y que ese cartel no tuviera en mí el menor efecto.

De hecho, este año, como casi siempre, no jugaré nada en la lotería. Al principio era fundamentalmente por ... eso, por principios. Pero es verdad que desde hace unos años para acá siempre me digo que debería jugar mínimamente. Aunque solo sea para hacer como Dexter, que compagina su lado asesino con una vida aparentemente normal. Bueno, quizás no es exactamente lo mismo jugar a la lotería que matar a una persona. Sí, muy probablemente no lo sea. El jurado no tendrá en cuenta esta declaración :-).

Pero ayer, sí que sentí un cierto impulso, el de rellenar una quiniela. Objetivamente no hay ninguna diferencia entre una quiniela y un décimo de lotería. Ambos son juegos de azar. La única diferencia es que en la lotería todas las bolas tienen las mismas probabilidades de ganar y en el fútbol los grandes tienen más y los pequeños menos, en casa se tienen más y fuera menos y en segunda ni idea porque no la sigo. Pero fundamentalmente no existe una gran diferencia entre ambos juegos. Bueno sí, otra diferencia es el precio, la esperanza ... otra vez la esperanza.

Pero la esperanza matemática que te viene a decir cuántos euros esperas ganar por euro apostado. En la lotería de Navidad creo que era ligeramente superior a los 20-30 céntimos por euro apostado (básicamente si compras diez números, te tocará la devuelta en 2 ó 3 de ellos). Claro, hay números que tienen un premio muy grande, pero para compensar hay muchísimos más que no tienen premio alguno. En la quiniela no sé cuánto será pero imagino que bastante más baja pues acertar significa escoger la combinación buena entre millones y millones, no entre diez.

Sin embargo, decidí echar la quiniela. Dos columnas para ser exactos. Un euro para mayor precisión. He hecho cosas peores con un euro así que no me pesa, ni me pesarían 20 de un décimo de lotería, pero ayer me "llamó" la quiniela. Quiniela que rellené como mejor supe y pude, acogiéndome a alguna que otra superstición como que aparezcan algunas X y algunos 2 o que no aparezcan seguidos. Es lo que hacen cuando reducen o condicionan. Una tontería como otra cualquiera, pero debido a que echar quince triples se salía de mi presupuesto y las ganancias difícilmente compensaría la inversión, de alguna forma tenía que decidir los signos.

Me la sellaron y me fui ... lleno de ilusión, que no debe ser sino otra forma de confianza, pero que pongo aparte porque me apetece distinguirla bien. La verdad es que mi concepto de la ilusión es mejorable. Y lo es fundamentalmente por culpa de los políticos. Eso de que te mientan abiertamente para insuflarte ilusión no es de mi agrado. Por eso no confío en ellos, claro está. Y no sé si tengo mucha esperanza de que ello cambie en breve.

Pero política aparte, iba por la ilusión. Conforme salía empecé a pensar cuánto me gustaría que me tocara en la quiniela, si unos millones, muchos miles, solo unos cuantos .... Me decanté por los muchos miles. A ver, unos cuantos está bien, ¿dónde hay que firmar?, pero lo suyo es que te "quite las trampas", que es lo que quiere y desea la mayoría, diría yo. Lo de los millones me parece ya excesivo. De hecho, me parece excesivo estar tranquilamente sentado, con un aceptablemente buen trabajo (que ya es mucho) una casa y una hipoteca que puedo ir pagando mes a mes. Eso solo por hablar del aspecto crematístico.

Me parece excesivo pero a pesar de todo me sentí bien o más que bien, mejor, ilusionado. Bromeaba con mi mujer acerca de cómo despilfarraríamos el dinero de la quiniela, celebrando la Navidad en casa con toda la familia pidiendo pizzas del Telepizza. Y nada de pizzas familiares para ahorrar; pizzas individuales, tantas como hiciera falta. La ilusión me duró unos minutos, un par de horas como mucho. Hoy ya estoy convencido de que fallaré dos o tres partidos que se jueguen esta noche. Pero bueno, eso es lo que tiene el azar, que normalmente no te pregunta. Quizás es que no tiene confianza en mí, como sabe que no juego ...

Pero no pierdo la esperanza; tampoco quiero perder la ilusión ;-).

Un saludo, Domingo.


1 comentario:

  1. Pues yo he comprado este año lotería de navidad por primera vez en mi vida. Creo que ser un poco irracional de vez en cuando es muy saludable :-).

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