Eso dice una canción de "El Barrio". Y es que en un mundo donde la unidad estándar de longitud son los 15,6 cms, que dicen que mide el billete de un dólar (a pesar de que el que hay en la wikipedia en mi monitor mide mucho más), a todos nos gustaría tener más cosas y/o dinero. Yo no soy una excepción, si pudiera quitarme la hipoteca ahora reconozco que no lloraría mucho. A pesar de todo, una cosa es la hipoteca de una casa, que debes, y otra unos cuantos millones de euros para crear empresas. Y una cosa es tener casi 35 años y otra tener justo el doble, 70.
70 años tiene Pepe, con quien juego al fútbol todos los sábados y quien hasta no hace mucho iba y venía en bicicleta. Pepe se jubiló hace ya muchos años, una de estas jubilaciones que no tiene mucho sentido para el país pero sí para una empresa y un trabajador. Cuando yo empecé a jugar con él, debía tener unos 57. Ya estaba jubilado y le creí entender que vivía de su jubilación y los intereses de la indemnización que le habían dado. Desde entonces, que yo haya visto, se ha limitado a hacer deporte, ser feliz con sus hijos, nietos etc. Es lo que me gustaría hacer a mí, llegado el momento.
El el otro extremo, también con 70 años, se encuentra mucha gente, pero en particular una persona de la que me hablaron el otro día. Esta persona tiene una muy buena situación económica, no se termina de jubilar de lo suyo y la cabeza le bulle de ideas y proyectos. Esta persona, también resulta que juega los mismos números a la primitiva desde hace muchísimos años. Y esta persona casi ganó el gordo de la primitiva recientemente: le faltó un número. Conclusión, un giro más o menos de una bolita hizo que ganara 3.000 euros en vez de una pimporrada de millones de pesetas y unos cuantos de euros.
Esta persona, con una salud general que podríamos calificar de mejorable, llegó completamente indignada a su casa. Al parecer su mujer se alarmó bastante al verlo en ese estado y le preguntó a, digamos Juan Carlos, qué le había pasado. Juan Carlos entonces explicó que le había tocado la primitiva (aunque, por lo que cuentan, más bien pareciera que lo hubieran atracado). Juan Carlos se quejaba amargamente de su mala suerte y de todas las cosas, entendiendo por cosas proyectos empresariales, que podría haber empezado con ese dinero.
Y he aquí que, una persona sin problemas de dinero, con la vida resuelta, disfrutando de sus nietos y de sus amados Lakers, al parecer solo pensaba en crear empresas (cosa que por cierto le honra, ya podía tomar nota el gobierno). Una persona cercana a la familia me decía que, afortunadamente, no le había tocado esa lotería primitiva. Cada cierto tiempo escuchamos la historia de alguien que lo tuvo todo y que lo perdió, sobre todo si el dinero llegó tan fácilmente como a través de un boleto de lotería y se fue tan fácilmente como en inversiones sin sentido.
En este caso es posible que no hubiera pasado esto. Al fin y al cabo Juan Carlos debe tener su cabeza lo suficientemente bien amueblada como para que no le pasara. Sin embargo sí es posible que este dinero le hubiera distraído de lo que puede ser una feliz vejez. Y a esto era a lo que se refería mi confidente. Dinero, maldito dinero.
Eso sí, quizás este año sea la primera vez que compre lotería en mi empresa. ¿Quién sabe? :-).
Un saludo, Domingo.
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