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sábado, 23 de octubre de 2010

Liderazgo

El curso de esta semana no era exactamente sobre liderazgo, aunque algo de ello se hablaba. Lo impartía un catalán no nacionalista, ex-jugador del español (creo que B) , aficionado al Real Madrid y creo que también a la buena vida. Su peripecia vital me recordó a aquel otro instructor de un curso al que fui a Madrid. Aquel hombre tenía un cierto cargo en un ministerio, impartía también clases en la academia, había sido periodista, lo echaron del algún importante rotativo, se pasó al mundo de la informática cuando comenzaba en España hará 30 años y llegó a ser hasta freelance en Guinea, si no recuerdo mal. Era nacido en el País Vasco, tuvo que huir junto a su familia, no hablaba vasco pero curiosamente sí catalán. Ahh, y era vecino de un líder sindical que tenía un piso de 70 millones (en el 2002) en Madrid y dos BMW en el garaje. Yo deduje que su piso no debía valer mucho menos. Pero eso daba igual, era buen comunicador que era lo que hacía falta para dar el curso.

Total que este instructor nos propuso una actividad relacionada con el contenido del curso, cómo llegar a acuerdos. Puso un tema sobre la mesa, la parrilla de TV. Nosotros tendríamos que inventarnos un personaje con una historia que defender e intentar llegar a un acuerdo común con el resto de asistentes. Puedo pecar de falta de modestia pero creo que fui el que mejor preparó el simulacro. El resto de compañeros debían defender, porque así lo eligieron, que se reorganizaran los canales de TV en canales temáticos, que aumentara la calidad de las emisiones, que subieran los ingresos por publicidad, que aumentaran el número de horas dedicadas a cine y, por último, que se cumplieran las órdenes políticas que decían que solamente se podía añadir un nuevo canal o reorganizar los existentes (esta era la postura más fácil y además la escogió alguien a quien le gusta (porque le sale naturalmente) ser el moderador en reuniones de este tipo. Y, por supuesto, faltaba mi postura: la creación de Belén Esteban TV. El fracaso estaba cantado, pero yo confiaba en convencerlos. Así que me preparé:

En primer lugar, los datos: La televisión debe Entretener, educar e informar. Los porcentajes actuales (inventados) son:
90% entretenimiento, 1% educación, 9% información.
El objetivo al que se debería intentar llegar:
50% entretenimiento, 25% educación, 25% información.

¿Cómo conseguirlo?. Evidentemente no se puede hacer en un solo paso, hay que ir poco a poco y sin dar la espalda al público o caeríamos en el "todo para el pueblo pero sin el pueblo". ¿Cuál era la propuesta de mi compañía que tenía los derechos de Belén Esteban?. La propuesta era simple, la creación de un canal propio. Con este movimiento conseguiríamos los siguientes objetivos:
  • Reunir gran cantidad de los "activos tóxicos" en un único canal, algo parecido a los "bancos tóxicos" que se crearon en algunos países tras la crisis financiera.
  • Obtener una cantidad ingente de ingresos por publicidad, el 50% de los cuales iría directo a sufragar contenidos educativos en otras televisiones.
  • Tener encantadísimos de la vida al segmento de mercado que ve prensa rosa e igualmente a los que no la ven ya que las cadenas generalistas no podrían competir con la oferta de Belén Esteban TV además de recibir financiación extra por emitir contenido educativo.
  • Establecer las bases para una futura BETV2 (que, por supuesto, también controlaría mi grupo) de forma que el contenido rosa quedase reducido solo a estas dos cadenas y el resto fuera, digamos, toxic-free. Esto iría en línea con la reordenación por canales temáticos, que yo no veía pues las cadenas generalistas ya tienen su modelo de negocio y "esto no es Venezuela".
Pues bien, tras las exposiciones de mis compañeros, en general bastante más vagas y sin soporte numérico detrás. Tras incluir en mi propuesta todas y cada una de las suyas (bien ahora bien en la segunda fase), el resultado fue aplastante. Todos votaron en contra mi propuesta, la única concreta y a favor de la genérica, reordenar los canales actuales y hacerlos temáticos.

Esto me recuerda aquel horóscopo chino que tenía Terra y que, para el Dragón de fuego (mis coetáneos) nos decía que seríamos unos magníficos líderes si la gente nos siguiera. Lo primero no está claro, lo segundo sí; la gente, al menos a mí, no me sigue :-).

Un saludo, Domingo.

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