Tras la mejoría en las rodillas del año pasado, entre otras cosas sin lugar a dudas por el parón de Bratislava, otra vez estoy empezando a notar molestias. Así que nada, a ver si pierdo dos o tres kilos, caliento en condiciones, me pongo la rodillera o me vendo las rodillas de forma habitual y hasta que el cuerpo aguante :-). Ahora de hecho viene una época interesante: empezamos de nuevo con los partidos de los martes. Los partidos de los martes tienen la interesante característica de ser en parquet, a diferencia del césped artificial de los jueves o el asfalto de los sábados. Curiosamente suelo acabar comparativamente peor de las rodillas con una hora de parquet o de césped artificial que con dos de asfalto.
A pesar de todo, mis limitaciones física no han sido óbice, cortapisa o pihuela para que Del Bosque me llame, cierto es que a última hora, pero me llame. Todo ocurrió de forma un tanto sorprendente. Sin ánimo de ser exhaustivos, los hechos se desencadenaron de la siguiente forma:
Sábado 15 de Mayo: Buen partido en el que hice la que probablemente ha sido mi mejor jugada individual. Iba a pasar el balón pero mis compañeros estaban cubiertos. El miedo a perder el balón en el medio del campo me hizo salir en carrera, movimiento que dejó perplejos a mis rivales. En tres zancadas (sería alguna más) me encontré encarando al portero y definiendo hábilmente. Al final del partido me dieron un regalo de bodas. Insinuaron que me habían dejado marcar. Yo no lo creo así :-).
Jueves 20 de Mayo: Empatamos a dos. Ellos dominaban pero nosotros tenemos un pedazo de defensa y un porterazo. Teníamos la pólvora mojada pero no importó. Me dediqué a molestar a sus defensas cuando sacaban el balón y dos imprecisiones suyas en el pase se convirtieron en nuestros goles del empate.
Sábado 22 de Mayo: No recuerdo nada especial de este partido. Posiblemente estuve al nivel acostumbrado últimamente. Bueno, sí que recuerdo algo. Volvió Miguel Ángel después de mucho tiempo. Dice que vendrá un sábado sí y otro no. A ver si viene este.
Jueves 27 de Mayo: Perdimos 2-3. Esta vez no me dejaron presionar arriba y se notó. Ya se sabe que soy muy bueno ... de bondad, que cuando golpeo el balón le doy libertad para que vaya donde quiera, pero correr detrás de los defensas buscando el fallo sí que sé hacerlo ... y no me dejaron demostrarlo. De todas formas parece que aprendieron la lección.
Sábado 29 de Mayo: Jugamos un buen partidito. La buena noticia del día fue que, a pesar de las numerosas bajas, todavía fuimos 7 personas (algo que antes solo ocurría en los buenos tiempos). Creo que me revolví bien alguna vez, alguna otra me fui en velocidad y no hice mal partido. Noté que Del Bosque estaba en la grada.
Jueves 3 de Junio: “La consagración”. A los pocos minutos de partido un compañero hace una muy buena jugada, da el pase de la muerte y ... ¿quién estaba allí para contrariamente a lo esperado no fallar?. Nos remontan con un par de goles y yo re-monto en cólera. Saque desde mi defensa, me cuelo entre la defensa rival esperando el bote. El balón hace un extraño, bota poco y con un movimiento acrobático hago un remate de “chepa” y dejo al portero boquiabierto. Debía haber aprendido la lección pero no lo hizo. Un par de minutos después se repite la jugada, el balón parece que se me va a escapar pero el bote bajo hace que me lo lleve, forcejeemos los dos y dispare yo, primero al palo y luego empuje el rechace al fondo de la red. Ya había firmado mi primer hattrick de los jueves. Para celebrarlo le devolví el favor al que me había dado el primer pase, con una asistencia de gol.
Tras eso, mi equipo, incomprensiblemente, dejó de pasarme balones, así que me los tuve que procurar yo. Un par de veces, sendos cortes míos en defensa causaron que el balón llegara a un compañero mío que, saliendo en carrera, consiguiera batir de nuevo al portero. Todo pintaba fenomenalmente pero todavía había de llegar la guinda. Nueva jugada del mismo que me dio el primer gol (él las hace porque puede), nuevo desmarque perfecto mío y el cuarto de la tarde. Todo el mundo me alababa. No era para menos, hasta entonces mi récord goleador de los jueves era de dos goles en el mismo partido, uno de ellos en propia puerta. En la ducha, las bromas habituales, que si nuestros rivales nos habían hecho internacionales y tal. Lo que no sabían era que no era broma; al volver, tenía tres llamadas perdidas de Vicente ... Del Bosque.
Le he dicho que sí; me debo a mi país.
Un saludo, Domingo.
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