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martes, 11 de mayo de 2010

Roma

Posiblemente no es un sitio para volver, pero definitivamente un sitio al que hay que ir. No sé si la mejor forma de retomar un blog es hablando de la ciudad a la que has ido de Luna de Miel pero supongo que es una forma tan buena como otra cualquiera. Aunque también es cierto que la primera entrada tras la boda puede tener más cosas aparte de las impresiones de un viaje, puede tener cosas acerca de las impresiones del otro viaje, mucho más importante y que, Dios mediante, durará toda la vida. Sin embargo, creo que eso lo dejaré para cuando tenga más tiempo, pues sin duda se lo merece. Al menos mucho más que la Roma actual.

Así que, poniéndonos en situación, me caso el sábado, termina todo sobre las siete y pico de la tarde, llegamos a la casa sobre las ocho y a descansar se ha dicho. Por fin había pasado todo y todo había pasado bien. El descanso duró domingo y parte del lunes ya que las maletas había que hacerlas. Precisamente con esto de las maletas, la ida elegida resultó ser particularmente acertada ya que al contrario que otras veces que habíamos salido por la mañana, esta vez salimos casi a las dos de la tarde. Tuvimos tiempo de desayunar tranquilos, hacer/cambiar las maletas a última hora, llamar al taxi y llegar a la flamante Terminal 3 del aeropuerto de Málaga donde, unas azafatas de buen humor, nos atendieron perfectamente y nos indicaron el camino a la Sala VIP. Era el viaje de novios, bien merecía la sala VIP. Lástima que no pusieran nada para comer. Bueno sí, una bandeja minúscula con mini-bocadillos sobre los que la desfallecida gente que volaba en Business cayó por sorpresa. A nosotros, los viajeros de la clase turista invitados por cortesía de los 80 vuelos del año pasado nos quedaron las migajas. Ya se sabe, la experiencia es un grado.

Tras medio tomar algo tranquilamente, fuimos a la puerta de embarque, embarcamos, aguantamos las dos horitas y media del vuelo y aterrizamos en Roma. Allí decidimos tomar un taxi, conscientes de que nos podían clavar ... nos clavaron. No tomamos el tren porque pensamos que el clavo podría estar en la distancia entre la estación y el mismo, distancia que la página cifraba en unos 400 metros. Ahí sí acertaron. De todas formas, Tren + Taxi Vs Taxi Clavón es un partido que gana el Taxi Clavón con cierta comodidad, pero sin golear.

Llegamos al hotel y ... ¡¡¡oh sorpresa!!! la entrada estaba en obras. Yo quería recordar haber leído en algún sitio que alguien lo había comentado, pero en diciembre pasado. Viendo los progresos que hicieron en la semana que estuvimos allí, me parece creíble que lo estuviera. Es más, gente trabajando allí los veríamos un par de veces en toda la semana por lo que se ve que tampoco tenían mucha prisa.

Aparte de eso, lo del hotel fue para echarle de comer aparte. Vale que probablemente todos los demás fueran igual, vale que no dejaba de tener su encanto, vale que un 3* en Roma es como un hostal en España. Todo eso vale pero de una habitación cercana se cayó un trozo de mármol que servía de marco y dos o tres días después no lo habían reparado. Habían retirado el trozo caído en servicio, eso sí. Y esto después de pagar por la habitación casi el doble de lo que habíamos pagado por cualquier habitación de hotel en cualquier viaje anterior. Como mínimo un 50% más, seguro.

El caso es que sopesamos cambiar de hotel pero al final nos quedamos. Una vez puestas las maletas en lugares estratégicos, era pequeña pero al menos se podía estar bien. Así que nos dedicamos a Roma. Y bueno, ya alguno me había dejado caer algo, pero también es cierto que la mayoría, el 90%, me había puesto la ciudad por las nubes. Mi conclusión final es que todo lo que tenía más de 300 años me encantó, pero la ciudad actual definitivamente no. Jesús lo definiría hábilmente como que entre monumento y monumento tienes que pasearte un buen rato por una ciudad ramplona por no decir fea. La higiene tampoco es que sea su punto fuerte, muchísima gente fuma, conducen como locos, todo está lleno de grafitis ... en fin. Eso sí, me imaginaba cómo debía ser las Termas de Caracalla hace un par de miles de años y me parecía increíble que pudieran tener ese nivel de vida, de ingeniería, de todo. Tiene toda la pinta de que los romanos viven de su historia.

Y por no alargarme mucho, los trenes y correos, equiparables a España aunque bastante más caros. Es verdad eso de que Roma es carísima casi para todo. La comida y los helados, una gran decepción. Mi única explicación es que a pesar de que íbamos a sitios no turísticos, la zona estaba tan llena de hoteles que hasta la comida debía ser la típica comida para turistas.

Las cosas que se salvan y se salvan con nota:
Florencia: me encantó. Es el tipo de ciudad que me gusta visitar, monumental donde las haya, chiquitita para ir andando de un sitio a otro y bellísima. Ya tiene un lugar en mi corazoncito junto a Lovaina, Malines (dentro de las pequeñas) y dentro de las grandes junto a Budapest, Viena y Barcelona o Chicago.
Miguel Ángel: desde que vi de pequeño una foto de mi padre con su Moisés siempre me sentí atraído por su obra. La película, lo que leí sobre él, lo que me habían contado hicieron que el 90% de mi interés en Italia fueran la Pasión, el Moisés, El David y la Capilla Sixtina. Yo ya era un renacentista frustrado pero tras ver la Capilla Sixtina y el David, creo que mucho más.

Y por ahora poco más. A ver si coloco algunas fotografías con sus comentarios. Pero bueno, también es algo que tengo pendiente con los compañeros del trabajo, un remix de fotos de boda y del viaje que voy postergando como buen procrastinador que quisiera ser :-).

Un saludo, Domingo.

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